En un momento en que el oro ha superado por primera vez los 3.500 dólares la onza —impulsado por la incertidumbre económica, las tensiones geopolíticas y las presiones sobre los bancos centrales—, los inversores vuelven su mirada hacia los metales preciosos como refugio de valor. Esta revalorización del oro, que ha crecido más de un 30% en lo que va de año, refleja una tendencia global que también se traduce en cambios profundos en la forma de acceder a este mercado.
En este contexto, entrevistamos a Daniel Marburger, CEO de StoneX Bullion, una de las principales plataformas digitales europeas especializadas en la compraventa de oro y plata físicos. Marburger analiza cómo la tecnología está transformando una industria tradicionalmente opaca, quiénes son los nuevos inversores que se suman al sector, y cuál es el papel de innovaciones como la inteligencia artificial o la tecnología blockchain en el futuro del comercio de metales preciosos.
Sus respuestas arrojan luz sobre un mercado en plena evolución, donde la digitalización no solo está democratizando el acceso, sino también redefiniendo la confianza y la seguridad en torno a los activos tangibles.
¿Cómo surgió la idea de crear una plataforma digital para la compraventa de metales preciosos y qué problema pretende resolver?
La idea nació de una frustración bastante simple: la compra tradicional de metales preciosos era opaca, anticuada y, a menudo, requería visitas presenciales, llamadas telefónicas o pedidos mínimos. Queríamos aportar transparencia, accesibilidad y precios en tiempo real a un sector que se había resistido a la transformación digital. Nuestro objetivo era reducir las barreras de entrada y hacer que invertir en oro y plata físicos fuera tan intuitivo y sencillo como comprar un libro por Internet.
¿Existía una alta barrera de entrada antes de que surgieran plataformas como la vuestra?
Absolutamente. El mercado estaba fragmentado, carecía de transparencia y solía estar dominado por comerciantes tradicionales con establecimientos físicos. Los precios no siempre eran claros y la confianza era un gran obstáculo para los inversores particulares. Había que “conocer a alguien” o confiar en instituciones tradicionales. Nuestra plataforma rompió esas barreras ofreciendo precios al nivel institucional con una interfaz accesible para el consumidor.
¿Qué papel ha desempeñado Internet en la democratización del acceso a la inversión en metales preciosos?
Internet ha supuesto un cambio radical. Ha hecho posible contar con precios en tiempo real, transacciones seguras y acceso global. De repente, alguien en una zona rural de Polonia podía comprar oro con la misma seguridad y rapidez que un inversor en Frankfurt o Singapur. Ya no es un mercado reservado a personas con grandes patrimonios.
¿Qué tipo de perfil de usuario está accediendo ahora a este mercado que antes no lo hacía?
Estamos viendo a usuarios más jóvenes —normalmente entre los 20 y los 40 años— con perfiles tecnológicos que consideran los metales preciosos como parte de una cartera de inversión diversificada. Además, cada vez más mujeres están invirtiendo y observamos interés por parte de personas que antes se centraban únicamente en activos digitales y ahora quieren diversificarse hacia valores tangibles.
¿Qué medidas de seguridad empleáis para proteger las transacciones y garantizar la autenticidad de los metales?
Utilizamos cifrado estándar del sector para todas las transacciones y trabajamos exclusivamente con refinerías aprobadas por la LBMA y socios logísticos de confianza. Cada producto es trazable, inviolable y viene con toda la documentación. Los usuarios también pueden optar por almacenamiento asegurado y auditado en cámaras acorazadas fuera del sistema bancario.
¿Cómo gestionáis la logística del envío y el almacenamiento?
Hemos creado una red global con socios logísticos que permiten envíos completamente asegurados. Para el almacenamiento, ofrecemos custodia sin IVA en Suiza, Alemania y otras jurisdicciones, lo que da a nuestros clientes la posibilidad de elegir entre recibir el producto o mantenerlo en un depósito profesional. Los pedidos se procesan desde distintos centros logísticos según la ubicación del cliente.
¿Cómo ha evolucionado el comportamiento de los usuarios desde el lanzamiento de la plataforma hasta hoy?
Al principio, los usuarios veían los metales preciosos como una compra de emergencia, algo que se guarda en momentos de incertidumbre. Ahora, muchos clientes están desarrollando hábitos de inversión periódicos, similares al método de coste promedio. Hay una transición de compras “por si acaso” hacia asignaciones estratégicas a largo plazo, incluyendo incluso regalos o planificación hereditaria.
¿Habéis notado un mayor interés por parte de inversores jóvenes o perfiles no tradicionales?
Sí, especialmente tras la COVID. Muchos inversores jóvenes, inicialmente atraídos por las criptomonedas, ahora están complementando esas inversiones con metales preciosos. Valoran la tangibilidad y la resiliencia histórica del oro. La idea de “tener la riqueza en la mano” les resulta muy atractiva, sobre todo en periodos inflacionarios o de inestabilidad.
¿Qué impacto crees que tendrán la inteligencia artificial y la tecnología blockchain en el futuro del comercio online de metales preciosos?
La inteligencia artificial mejorará la personalización, la detección de fraudes y la optimización del inventario. La tecnología blockchain podría revolucionar la verificación de la procedencia y la titularidad —especialmente en el caso de metales almacenados—. Imagina transferir instantáneamente la propiedad de un lingote de oro en una cámara acorazada suiza sin moverlo físicamente. Ese es el futuro.
¿Ya estáis implementando o explorando la integración de estas tecnologías?
Sí, estamos explorando activamente ambas. En el ámbito de la inteligencia artificial, ya la utilizamos internamente para tareas de atención al cliente. En cuanto a blockchain, estamos estudiando su uso para tokenizar la propiedad y mejorar la capacidad de auditoría. El reto está en combinar la innovación tecnológica con una regulación clara, pero estamos en camino.
La compra de metales preciosos suele asociarse a tiempos de incertidumbre económica. ¿Habéis notado un repunte en momentos concretos recientes?
Sin duda. Durante eventos como el Brexit, la pandemia o los picos de inflación, hemos observado incrementos en la demanda, en ocasiones de entre tres y cinco veces el volumen habitual. Más recientemente, las tensiones geopolíticas y la inestabilidad bancaria han impulsado a inversores particulares e institucionales a buscar activos refugio.
¿Cómo afecta el entorno económico global —como la inflación o los conflictos— al comportamiento de vuestros usuarios?
Nuestros usuarios suelen adelantarse a las narrativas dominantes. Cuando suben los índices de inflación o se debilitan las monedas, vemos un aumento de la actividad. Del mismo modo, cuando se erosiona la confianza en el sistema financiero tradicional —como en crisis bancarias o momentos de incertidumbre política—, los metales preciosos se convierten en un refugio. Nuestra plataforma les permite actuar de inmediato, con total visibilidad.
¿Qué consejo darías a alguien que se inicia en la inversión en metales preciosos a través de plataformas digitales? ¿Qué errores comunes debe evitar un principiante?
Lo primero es entender el motivo por el que deseas invertir. Los metales preciosos son una reserva de valor a largo plazo, no un activo para hacerse rico rápidamente. Evita operar impulsivamente o comprar solo en momentos de pánico. Utiliza el método de coste promedio para reducir la volatilidad. Y, sobre todo, asegúrate de comprar a una fuente transparente y de confianza, con productos verificados y opciones seguras de almacenamiento.