Somos iguales, pero planificamos diferentes. Así es el perfil de la mujer en la inversión

La Directora Área Clientes de Norz Patrimonia reflexiona sobre la evolución de los comportamientos financieros y destaca la necesidad de ampliar referentes en espacios tradicionalmente poco diversos

Patricia Laplana
Patricia Laplana

Directora Área Clientes de Norz Patrimonia

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Patricia Laplana directora del área de clientes de NORZ Patrimonia 3

Patricia Laplana, directora del área de clientes de NORZ Patrimonia

Norz Patrimonia

Históricamente, las mujeres hemos estado menos involucradas en las decisiones de inversión, pero esto está cambiando. Estamos viviendo un cambio de tendencia en este sentido y para ello es esencial que las mujeres asumamos el control de nuestras finanzas y optemos por estrategias que nos permitan crecer y asegurar nuestro futuro financiero.

Desde mi rol como directora del área de clientes de Norz Patrimonia, una firma boutique de asesoramiento patrimonial que actualmente gestiona un capital superior a 600 millones de euros, veo cada día cómo va creciendo el número de mujeres que participa en la gestión de sus finanzas personales y profesionales. La inversión se ha convertido en una herramienta clave para promover nuestra independencia económica. Pero no está todo hecho, queda mucho por hacer.

Aún a día de hoy, existe una cantidad significativa de mujeres que creen que el mundo financiero no es para ellas o que no tienen los suficientes conocimientos en este ámbito para poder administrar sus propias finanzas. Es por este motivo, entre otros, que la educación financiera supone un puntal fundamental para capacitar a las mujeres y darles las herramientas necesarias para empoderarles en el ámbito de la gestión financiera.

Y es que, históricamente, los cargos directivos en empresas han estado ocupados en buena medida por hombres, por lo que la proporción de clientes masculinos que buscan invertir su patrimonio, es superior al de los perfiles femeninos. Bien es cierto que cuando se trata de administrar patrimonios familiares, las mujeres ejercemos un rol decisivo, hasta el punto que en muchas ocasiones somos quienes tenemos la última palabra.

Si bien cada caso es único, hay una serie de patrones en los que podríamos encajar a las mujeres inversoras. En este sentido, nos caracterizamos por ser más conservadoras a la hora de invertir, esto es, nos gusta asumir menos riesgos que a los hombres, lo cuál implica una menor disposición a arriesgar buscando mayores rentabilidades. Algo en lo que influye el perfil de edad de la mujer inversora, pues en la mayoría de los casos, suelen ser mayores de 50 años, una etapa en la que ya han conseguido acumular un patrimonio significativo, ya sea por logros profesionales o familiares.

Si nos centramos en el objeto de la inversión, nosotras tenemos un propósito claro y directo a la hora de obtener resultados. Las inversoras, por lo general, no solemos detenernos tanto en los detalles técnicos de los activos o en la situación macroeconómica, sino que nos centramos en una planificación a largo plazo, en la cuál están cómodas. Y es que, ante situaciones de volatilidad, prevalece la voluntad de preservar el patrimonio.

Las estrategias que demandamos las mujeres, por tanto, son más conservadoras, como señalábamos antes, y menos dadas al riesgo. Un hecho que puede estar determinado porque históricamente el hombre ha ejercicio el papel de la gestión de las inversiones. 

Si bien estas diferencias que hemos trazado entre los inversores hombres y nosotras son una realidad latente, no podemos generalizar. Y es que, aún a día de hoy, la mayoría de los clientes siguen siendo hombres.

Este panorama, sin embargo, es de esperar que evolucione en los próximos años, debido a que el aumento de mujeres empresarias y directivas hará que la presencia femenina en la gestión patrimonial sea cada vez mayor.