Durante años, los planes de pensiones se han presentado como la solución ideal para garantizar una jubilación tranquila. Bancos y aseguradoras los han promocionado como productos seguros, fiscalmente ventajosos y diseñados para asegurar tu futuro financiero. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. ¿Son realmente tan rentables como parecen? ¿Cuánto te ahorras de verdad? ¿Y qué pasa si necesitas recuperar tu dinero?
En este artículo analizamos qué hay detrás de los planes de pensiones y por qué cada vez más expertos los califican como una verdad a medias o, directamente, como una estrategia de marketing muy rentable para las entidades financieras.
Para un perfil muy marcado
Ricardo Gulias, CEO de RN Tu Solución Hipotecaria, afirma que hoy en día, un plan de pensiones tradicional solo tiene verdadero sentido para un perfil muy concreto de ahorrador. En primer lugar, señala que se trata de personas con rentas medias-altas o altas (a partir de 40.000–45.000 euros anuales), quienes pueden beneficiarse de la desgravación fiscal en la declaración de la renta y no tienen necesidades de liquidez en el corto o medio plazo.
En segundo lugar, Gulias indica que este perfil corresponde a ahorradores muy disciplinados, con un horizonte de jubilación claro y que no van a necesitar disponer del dinero antes de los 10 años, salvo excepciones muy tasadas como enfermedad grave o desempleo prolongado.
Un plan de pensiones tradicional solo tiene verdadero sentido para un perfil muy concreto de ahorrador. En primer lugar, personas con rentas medias-altas o altas
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Asimismo, el CEO de RN Tu Solución Hipotecaria añade que son aquellos que diversifican su estrategia de ahorro y no depositan todo su capital en el plan de pensiones, sino que lo complementan con fondos de inversión, PIAS o ahorro inmobiliario.
¿Qué es un plan de pensiones?
Un plan de pensiones es un producto financiero que permite realizar aportaciones periódicas o puntuales con el objetivo de ahorrar de cara a la jubilación. El capital acumulado se invierte, generalmente, en fondos gestionados, y puede recuperarse cuando se alcanza la edad legal de jubilación o en circunstancias excepcionales como enfermedad grave o desempleo de larga duración.
La principal ventaja con la que se suelen promocionar es su fiscalidad favorable: las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, lo que puede suponer un ahorro en la declaración de la renta. Sin embargo, este beneficio tiene matices que conviene analizar con más detalle.
Los actores clave en el tablero
Para desentrañar el funcionamiento de un plan de pensiones, es vital conocer los tres roles principales que intervienen:
- El promotor: Es la entidad que da vida y comercializa el plan. Puede ser un banco (como ING), una aseguradora o incluso tu empresa, en el caso de los planes de empleo.
- El partícipe: Eres tú, quien realiza las aportaciones periódicas con la meta de construir un futuro financiero más tranquilo.
- El beneficiario: Es quien finalmente recibirá los frutos del plan. Generalmente serás tú al jubilarte, pero también puede ser tu pareja (si contribuyes a su plan) o tus herederos en caso de fallecimiento. En este último escenario, tienes la libertad de designar quién heredará tus derechos acumulados.
Además de estos roles, el fondo de pensiones, el vehículo donde realmente se invierte tu dinero, cuenta con una entidad gestora. Esta entidad es la encargada de administrar y gestionar los ahorros dentro del fondo.
¿Realmente ahorras impuestos con un plan de pensiones?
Uno de los principales reclamos de los planes de pensiones es la desgravación fiscal. Es cierto que las aportaciones pueden reducir tu factura fiscal en el corto plazo, pero ese dinero no está exento de impuestos, solo se difiere el pago.
Cuando llega el momento de recuperar el dinero, el capital rescatado tributa como rendimiento del trabajo, igual que un salario. Esto significa que si en ese momento te encuentras en un tramo impositivo alto, puedes llegar a pagar más de lo que te ahorraste en su día.
Uno de los principales reclamos de los planes de pensiones es la desgravación fiscal.
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Por ejemplo, si desgravas ahora un 24% y dentro de 20 años tributas al 37%, habrás perdido dinero. Y esto es algo que rara vez se explica con claridad. Si tu plan invierte en bolsa y el mercado experimenta una caída, el valor de tu plan también disminuirá. Como resultado, al llegar el momento de rescatar el plan, tus derechos consolidados podrían ser inferiores a la suma total de tus aportaciones, desvaneciendo la ilusión de una jubilación dorada.
Incluso las categorías consideradas más prudentes, como la renta fija, pueden experimentar retrocesos, como se demostró con la crisis de deuda de 2015. Imagina que tu jubilación coincide con un periodo de fuertes pérdidas en tu plan. Podrías recibir incluso menos de lo que invertiste. Esta es la dura lección que han aprendido muchos jubilados que confiaban ciegamente en la seguridad de sus planes.
El mazazo fiscal al final del camino
Los planes de pensiones esconden una desagradable sorpresa que te espera al recuperar tu dinero: Hacienda se quedará con una porción considerable de los ahorros de toda una vida.
Si ahora piensas: "¿Pero no se decía que los planes tenían beneficios fiscales y permitían pagar menos impuestos?", la respuesta es afirmativa, pero solo durante la fase de aportaciones. Al rescatar el plan, las ventajas se desvanecen y aparecen los inconvenientes.
El primer gran inconveniente es que en un plan de pensiones tributas por la totalidad de tus derechos consolidados. Es decir, pagas impuestos tanto por lo que has aportado como por los rendimientos generados. Esto contrasta con otros productos de inversión, donde solo se gravan las ganancias. Esta diferencia supone una desventaja notable, ya que implica pagar impuestos por el mero hecho de ahorrar, y no solo por la rentabilidad de ese ahorro.
Rentabilidades modestas y comisiones elevadas
Otra de las grandes promesas que se asocian a los planes de pensiones es la rentabilidad. Pero cuando se analizan los datos históricos, la mayoría de estos productos ofrecen rendimientos bajos, muchas veces por debajo de la inflación.
Según datos de Inverco, la rentabilidad media de los planes de pensiones en España a 15 años no llega al 3% anual. Si a esto le sumamos comisiones de gestión que pueden alcanzar el 1,5%, el resultado es que muchos planes apenas generan beneficios reales.
Desde 2025, jubilarse dos años antes de la edad legal conlleva una penalización de hasta el 13 %
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Además, los planes de pensiones son productos con una gestión activa en su mayoría, lo que implica movimientos frecuentes en las carteras y, por tanto, mayores costes para el partícipe. En cambio, existen alternativas como los fondos indexados, que replican índices bursátiles con comisiones mucho más bajas y rentabilidades históricas superiores.
Liquidez limitada: tu dinero no es tan tuyo
Uno de los aspectos más controvertidos de los planes de pensiones es su falta de liquidez. Salvo casos excepcionales (jubilación, fallecimiento, invalidez grave, paro de larga duración o enfermedad), no puedes disponer del dinero hasta que hayan pasado al menos 10 años desde la aportación.
Esto significa que, si surge una emergencia o cambias de planes vitales, no podrás recuperar tu dinero cuando lo necesites. Para muchos, esto representa una gran desventaja frente a otros productos de inversión que sí permiten reembolsos en cualquier momento.
Los errores más comunes
En cuanto a los errores más frecuentes al contratar un plan de pensiones sin comprender sus implicaciones fiscales y de liquidez, Gulias menciona en primer lugar que muchos usuarios confunden la desgravación con un “regalo fiscal”, sin entender que simplemente se difiere la tributación. En realidad, explica, en el momento de rescatar el plan, se tributa como rendimiento del trabajo, pudiendo incluso saltar a un tramo superior de IRPF.
Otro error común, según Gulias, es olvidar la falta de liquidez, ya que el dinero está bloqueado hasta pasados 10 años desde la aportación o salvo casos muy concretos. Muchos contratantes no prevén imprevistos y descubren tarde que no pueden disponer de sus ahorros.
Uno de los aspectos más controvertidos de los planes de pensiones es su falta de liquidez
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Además, Gulias destaca la falta de planificación del rescate, ya que cobrar el plan de pensiones en forma de capital puede suponer un importante impacto fiscal, por lo que la planificación del rescate es casi tan importante como la planificación de las aportaciones.
Por último, señala que algunos usuarios no comparan comisiones ni rentabilidades, contratando planes con comisiones altas y rentabilidades pobres por inercia bancaria, sin compararlos con productos más eficientes.
¿Por qué los bancos los siguen vendiendo?
A pesar de sus limitaciones, los planes de pensiones siguen siendo uno de los productos estrella en las campañas comerciales de final de año. ¿Por qué? Porque son una fuente estable de ingresos para las entidades financieras. Al tratarse de productos a largo plazo con baja rotación, aseguran comisiones recurrentes durante años. Además, la complejidad de su fiscalidad y su escasa liquidez convierten al partícipe en un cliente cautivo.
En definitiva, los planes de pensiones no son un mal producto en sí mismo, pero se venden con un envoltorio que no siempre refleja su realidad. La información que se transmite al usuario suele ser incompleta, y eso contribuye a crear una imagen distorsionada de sus ventajas.
¿Existen alternativas más interesantes?
Sí. En los últimos años han surgido otras formas de invertir para la jubilación que ofrecen más transparencia, liquidez y mejores rentabilidades. Algunas opciones que cada vez ganan más adeptos son:
- Fondos indexados: productos de bajo coste que replican el comportamiento de índices como el S&P 500 o el MSCI World.
- Planes de pensiones de gestión pasiva, que reducen comisiones y simplifican la estrategia de inversión.
- Carteras automatizadas (roboadvisors), que permiten diversificar la inversión con asesoramiento automatizado y costes ajustados.
Informarse antes de decidir
Contratar un plan de pensiones puede tener sentido en determinados perfiles, especialmente para personas con altos ingresos que aprovechan la deducción fiscal y planean un rescate bien estructurado. Pero para la mayoría de usuarios, no es el producto ideal ni la panacea que prometen.
Antes de firmar, conviene informarse, comparar y, sobre todo, entender bien los compromisos que se asumen. No te quedes solo con el gancho fiscal. Porque, al final, lo barato hoy puede salir caro mañana. Y si estás valorando opciones, puedes consultar aquí las entidades que pueden comercializar planes de pensiones para tomar una decisión más informada.
Puntos clave
La principal ventaja fiscal es que las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, pero al rescatar el dinero, este tributa como rendimiento del trabajo, lo que puede generar una mayor carga fiscal en el futuro.
- El dinero aportado a un plan de pensiones generalmente no se puede recuperar hasta la jubilación o en casos excepcionales, y deben haber transcurrido al menos 10 años desde la aportación.
- Históricamente, muchos planes de pensiones ofrecen rentabilidades bajas, a menudo por debajo de la inflación, y las comisiones de gestión pueden reducir aún más los beneficios reales.