La celebración anual del Festival de la Canción de Eurovisión no solamente conlleva costes para el país anfitrión y su servicio de radiodifusión público, sino también para todos los países que deciden participar en el concurso. Y es que un mayor gasto en el festival no siempre equivale a un mejor resultado: los participantes no solamente han de hacen frente a los costes derivados de la actuación en sí, sino también a una tasa obligatoria de participación que les permite retransmitir el evento.
Desde el año 2013, los ciudadanos españoles tienen el derecho de conocer públicamente los contratos adjudicados por RTVE, gracias a la Ley de Transparencia. Muchos otros países europeos cuentan con una legislación similar que les obliga a hacer públicos los gastos derivados de participar en el concurso, aunque muchos son reticentes a ello. Y es que no todos los países pagan lo mismo por esos tres minutos bajo los focos, y las cantidades varían mucho: desde los 40.000 euros que pueden abonar los países más pequeños hasta el más de medio millón de euros que desembolsan los miembros del ‘Big Five’, entre los que se encuentra España.
Tasa fija de participación
Detrás de los focos del escenario se esconden las disparidades económicas de un continente tan diverso como el europeo. Participar en Eurovisión tiene un coste fijo, aunque la cuota es diferente para cada país, basándose en “el principio de solidaridad de que los hombros más fuertes son los que más peso tienen”, según el propio portal web del festival. Es decir, la tasa se calcula en función de la audiencia potencial, la capacidad económica y el tamaño de la población. Queda a discreción de cada emisora participante decidir si desea hacer públicos los detalles financieros de su participación, añaden.
Según fuentes oficiales del concurso, Alemania pagó en 2023 473.000 euros solamente por los derechos de participación, más de veinte veces lo que pagó Montenegro en su última participación. Y es que el sitio británico especializado en información eurovisiva On Europe calcula que la BBC suele desembolsar unas 300.000 libras anuales por el puesto garantizado del Reino Unido en la final, mientras que Macedonia del Norte pagó solo 39.143 euros en 2022, Montenegro contribuyó con 23.000 euros en 2012 y Estonia suele abonar unos 65.000 euros. A medio camino, Grecia pagó en 2023 150.000 euros y Rumanía 140.000 en 2014.
“Las naciones más pequeñas pagan cantidades mucho más modestas que, sin embargo, suponen una carga para sus presupuestos de radiodifusión”, detallan los expertos. Y tanto es así que Moldavia se ha visto obligada a retirarse del festival este año citando “desafíos económicos, administrativos y artísticos”, según anunció el servicio local de radiodifusión moldavo TRM en rueda de prensa.
“Eurovisión es un show increíble, de una proyección internacional única, y donde merece la pena aparecer, pero en la Europa actual, hay países que directamente no se lo pueden permitir”, señala Luis Mesa Cabello, periodista especializado en el festival.
¿Cuánto le cuesta a España participar en Eurovisión?
No es poco habitual que, tras un mal resultado en el concurso, se alcen voces lamentando que participar cuesta demasiado dinero público y que no merece la pena. El medio especializado en el concurso ESC Plus publicó tras una petición al Portal de Transparencia de RTVE lo que costó en total a la cadena pública la actuación de Nebulossa en el escenario de Malmö en 2024, que finalizó en el puesto 22 de un total de 25 participantes: casi 600.000 euros, un 26,4% menos que en 2023, cuando se gastaron alrededor de 810.000 euros en total.
Aún no se ha hecho público el coste total de la actuación de Melody, la representante española de este año, que presentará en Basilea su propuesta musical, titulada ‘Esa diva’. No obstante, RTVE suele invertir alrededor de medio millón de euros de media en las candidaturas españolas, según su citado Portal de Transparencia. “Ese medio millón de euros es un valor estándar correcto para una candidatura en Eurovisión, pero hay países que superan esa cifra, y hace años el desembolso era mucho mayor incluso”, explica Mesa.
El ‘Big Five’ y su contribución especial
Y es que España forma parte de un grupo de países conocido como el ‘Big Five’, cuya participación en la Gran Final está asegurada, es decir, no tienen que superar las semifinales como el resto de participantes. Este grupo lo completan Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia y, especialmente los dos primeros países, suelen repetir año tras año en los puestos más bajos de la tabla, un problema que también ha arrastrado España en las últimas ediciones.
Si bien es cierto que, por tamaño y población, estos cinco países son los mayores contribuyentes de la concurso, eso “no los convierte automáticamente en los principales financiadores de la competición”, explican desde el portal oficial de Eurovisión en alemán, un país donde son habituales las críticas a las difusoras públicas ARD y NDR tras el bajo rendimiento de sus artistas seleccionados pese a tener las tasas de participación más altas. Para ejemplificarlo, aseguran que la participación alemana en la edición de Turín en 2022 solamente ascendió a un 3,7% del total, mientras que la española en la edición de Viena de 2015 solo fue de un 2,4%.
Puntos clave
- El Festival de Eurovisión cuenta con una tasa fija de participación que varía en función de las características de los países
- España suele gastar alrededor de medio millón de euros en cada participación, según el Portal de Transparencia de RTVE
- Las naciones del 'Big Five' son las que más contribuyen, aunque eso no las convierte automáticamente en las principales financiadoras