La inflación repunta en abril: estos son los productos que más suben

El índice general escala hasta el 3,3% tras tres meses de estabilidad, con los carburantes y algunos alimentos como principales impulsores del aumento en el coste de la vida diaria.

2020 05 21 13:50:10 023
Ada Sanuy

Coordinadora editorial

Actualizado a

mujer de compras en la tienda de comestibles junto al refrigerador

La tasa interanual de abril se situó en el 3,3%, dos décimas por encima de la registrada en marzo

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La inflación vuelve a ganar terreno en España. Según el avance del Índice de Precios de Consumo (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa interanual de abril se situó en el 3,3%, dos décimas por encima de la registrada en marzo. El dato, aunque dentro de las previsiones del consenso, refleja un repunte en los precios al consumo que afecta directamente al bolsillo de los hogares. La energía y los alimentos vuelven a situarse entre los principales responsables del encarecimiento.

El dato más positivo llega desde el núcleo más estructural de los precios: la inflación subyacente —que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, por su mayor volatilidad— cayó hasta el 2,9%, frente al 3,3% del mes anterior. Es la primera vez desde principios de año que esta tasa se sitúa por debajo del 3%, y confirma una progresiva moderación en el fondo del alza de precios.

Combustibles y alimentos, principales motores de la subida

La subida de la inflación general responde, en gran medida, a dos factores. Por un lado, el aumento de los precios de los carburantes, que habían experimentado una cierta contención en meses anteriores, pero que en abril se han encarecido de nuevo. Por otro lado, los alimentos, especialmente los productos frescos, continúan registrando niveles de precios elevados. En el comunicado difundido por el INE, se explica que estos dos grupos son los que más han influido en el repunte interanual.

El avance no ofrece el detalle completo de los subgrupos más inflacionistas, pero sí anticipa una contribución notable del transporte —por efecto del encarecimiento de los combustibles— y de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Este patrón de precios reafirma una tendencia ya observada en trimestres anteriores: una inflación que se concentra especialmente en los productos esenciales, lo que afecta con más intensidad a los hogares con menor capacidad de ahorro.

La subyacente cae por primera vez por debajo del 3% en 2024

En contraste con el IPC general, la inflación subyacente experimenta una evolución más favorable. El descenso hasta el 2,9% interanual es un dato que los analistas interpretan como señal de desaceleración progresiva de las tensiones inflacionistas estructurales. Este indicador se vigila con especial atención por parte del Banco Central Europeo (BCE), ya que excluye elementos más volátiles y se considera un termómetro más estable de las presiones de fondo en la economía.

La reducción de la subyacente se enmarca en un contexto de enfriamiento gradual del consumo, moderación salarial relativa y normalización de algunas cadenas de suministro. Aunque aún lejos del objetivo del 2% marcado por el BCE, la trayectoria descendente confirma que las medidas de política monetaria están surtiendo efecto, aunque de manera desigual.

Variación mensual del 0,7%: impacto estacional y energético

El dato mensual del IPC también ofrece pistas relevantes. En abril, los precios subieron un 0,7% respecto a marzo. Este incremento, que responde en parte a factores estacionales como la Semana Santa —que este año cayó en marzo, pero arrastra efecto sobre el consumo de abril—, también incorpora la presión de los carburantes y el encarecimiento paulatino de algunos servicios vinculados al turismo, el transporte y la hostelería.

Se trata de una subida que, aunque esperada por la estacionalidad, devuelve la atención sobre la fragilidad de la recuperación de poder adquisitivo, especialmente en los hogares con rentas medias y bajas.

Contexto europeo y perspectiva del BCE

El comportamiento de la inflación en España guarda ciertas similitudes con el de otras economías de la eurozona. En muchos países, la inflación general ha repuntado ligeramente en abril, mientras que la subyacente continúa su senda descendente. Este patrón mixto complica las decisiones del Banco Central Europeo, que ya ha anunciado su intención de comenzar a reducir los tipos de interés a partir de junio si la evolución de los precios continúa siendo favorable.

En este contexto, el dato español de abril se considera compatible con una futura bajada de tipos, aunque también refuerza la necesidad de actuar con cautela. La persistencia de precios elevados en bienes básicos como alimentos o combustibles podría seguir penalizando a una parte significativa de la población, incluso si el promedio inflacionista se sitúa dentro de los márgenes deseados.

Los hogares aún sienten la presión de los precios

Aunque la inflación ha descendido desde los máximos de 2022 y 2023, los efectos acumulados continúan afectando a la economía doméstica. El encarecimiento de los productos esenciales ha provocado cambios en los hábitos de consumo, un mayor endeudamiento de algunas familias y una reducción del ahorro en términos reales.

Desde las asociaciones de consumidores se insiste en que, más allá del dato agregado, el coste de la vida sigue siendo elevado. Los productos de la cesta básica, que son los que más pesan en el gasto de las rentas bajas, han subido más que el promedio, erosionando la capacidad adquisitiva.

Perspectivas: estabilización con incertidumbres

Con estos datos, la tendencia inflacionaria en España podría estar entrando en una nueva fase. El alza del IPC general en abril no rompe del todo la tendencia a la moderación, pero sí alerta sobre la fragilidad de los equilibrios alcanzados. Si los carburantes siguen subiendo o si los alimentos no ceden en precios, el IPC podría mantenerse por encima del 3% durante más tiempo del previsto.

A corto plazo, el Gobierno espera que la inflación general vuelva a moderarse, especialmente si la campaña agrícola mejora y los precios energéticos no se disparan. Aun así, la estabilidad del dato subyacente se convierte en el verdadero foco de atención para los próximos meses. La evolución de los salarios, los acuerdos colectivos y la política monetaria serán los factores que determinarán si la inflación puede seguir reduciéndose de forma sostenida.

Puntos clave

  • El IPC sube al 3,3% interanual en abril, impulsado por carburantes y alimentos.
  • La inflación subyacente cae hasta el 2,9%, primera vez por debajo del 3% en 2024.
  • En términos mensuales, los precios crecen un 0,7%.
  • La presión inflacionista sigue centrada en productos esenciales.
  • El BCE mantiene su hoja de ruta hacia la bajada de tipos, a la espera de más datos.