La reactivación de la agenda proteccionista por parte de la Administración Trump ha desatado una oleada de incertidumbre económica y tensiones diplomáticas a escala global. El regreso de los aranceles como herramienta de presión política ha colocado nuevamente a Estados Unidos en el centro del tablero comercial internacional, con implicaciones que ya se hacen sentir en el consumo interno, la confianza empresarial y las relaciones transatlánticas.
España en el centro de la escena
En medio de este contexto, España ha decidido jugar un papel activo. El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, se ha reunido esta semana en Washington con el representante de Comercio de EE. UU., Jamieson Greer, para trasladar lo que ha definido como la "mano tendida" de Europa en busca de un acuerdo comercial "justo y equilibrado". La cita, enmarcada en las Asambleas de Primavera del FMI, ha tenido como telón de fondo el temor creciente a un conflicto arancelario que amenace las relaciones económicas entre ambos bloques.
Según Cuerpo, el comercio entre Estados Unidos y España ha registrado un crecimiento intenso en los últimos años, alcanzando los 18.000 millones de euros en exportaciones. Sin embargo, la balanza sigue siendo deficitaria para España. A pesar de ello, el ministro subraya la importancia de consolidar los lazos existentes, no solo en materia comercial, sino también en términos de inversión: el stock estadounidense en España ronda los 115.000 millones de euros.
Una escalada con repercusiones domésticas
Los efectos del proteccionismo ya se perciben en la economía norteamericana. El último Libro Beige de la Reserva Federal muestra una desaceleración en la actividad económica en varias regiones del país. Cinco distritos reportaron un crecimiento leve, tres se estancaron y otros cuatro registraron retrocesos. El consumo ha retrocedido en general, aunque ciertos bienes, como los automóviles, mostraron un repunte inicial ante la expectativa de subidas de precios derivadas de los nuevos aranceles.
Asimismo, el informe revela que las perspectivas económicas se han deteriorado “considerablemente” debido al aumento de la incertidumbre. La industria presenta resultados desiguales y la demanda de préstamos, aunque estable, no crece con fuerza. En paralelo, la subida de precios se ha extendido por todos los distritos, con empresas anticipando aumentos de costes por parte de los proveedores, una señal directa del impacto de la política arancelaria sobre la cadena de suministro.
El frente legal: una rebelión institucional
La tensión no solo se manifiesta en los mercados. Doce estados de Estados Unidos, encabezados por fiscales generales de Arizona y Oregón, han presentado una demanda ante el Tribunal de Comercio Internacional para frenar la agenda arancelaria de Trump. Argumentan que esta política socava la autoridad constitucional del Congreso en materia de comercio exterior y denuncian la invocación arbitraria de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977 para justificar medidas que consideran desproporcionadas.
La demanda, respaldada por estados como Nueva York, Colorado o Illinois, acusa a la Casa Blanca de alterar el equilibrio constitucional y generar caos económico al declarar “emergencias nacionales” sin base real. Esta acción legal se suma a otras demandas presentadas por empresas y organizaciones civiles que también cuestionan la legalidad de las decisiones comerciales de la actual administración.
Europa busca una vía diplomática
Mientras en Estados Unidos arrecian las disputas legales, en Europa crece el consenso sobre la necesidad de una respuesta conjunta que combine firmeza y pragmatismo. Carlos Cuerpo ha insistido en que la UE está dispuesta a negociar, pero también ha dejado claro que las empresas europeas —y españolas— ya están sufriendo los efectos de los aranceles. En este sentido, la diplomacia comercial española se convierte en un canal clave para desactivar un conflicto que amenaza con escalar.
El ministro también ha aprovechado su viaje para recordar que España cumplirá con su compromiso de aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, como parte del plan anunciado recientemente por el presidente Pedro Sánchez. Esta decisión, más allá de su dimensión estratégica, busca reforzar la posición española en las negociaciones transatlánticas, alineando los intereses geopolíticos con los económicos.
Riesgos macroeconómicos y dilemas europeos
El impacto de los aranceles va más allá del comercio. Podría afectar a la estabilidad de precios, la política monetaria y la recuperación económica en curso. Si la inflación se dispara por el encarecimiento de bienes importados, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo podrían verse obligados a endurecer sus políticas, limitando el acceso al crédito y enfriando el crecimiento.
Pero también existe el escenario contrario: si la incertidumbre ahoga la inversión y reduce la demanda global, los bancos centrales podrían optar por estímulos adicionales, bajando tipos para sostener la actividad. Ambos caminos implican riesgos para los sectores más expuestos, como el inmobiliario o el financiero, donde la sensibilidad a los tipos de interés es alta.
Una oportunidad estratégica para Europa
Frente al unilateralismo comercial de Washington, Europa tiene la oportunidad de redoblar su apuesta por una globalización regulada y equitativa. La estrategia pasa por fortalecer su autonomía estratégica, defender sus intereses industriales y promover un comercio basado en reglas multilaterales. España, con su combinación de diplomacia económica activa y peso creciente en el debate europeo, puede ser un actor clave en esta redefinición del orden económico internacional.
Puntos clave
- España lidera el intento europeo de evitar una nueva guerra comercial con Estados Unidos tras la reactivación de los aranceles por parte de Trump.
- El Libro Beige de la Fed confirma que la economía estadounidense se está resintiendo ante la incertidumbre derivada de estas medidas.
- Doce estados norteamericanos han demandado a la Administración Trump por considerar inconstitucional su política arancelaria.
- Europa debate cómo preservar sus intereses económicos en un entorno proteccionista, mientras refuerza su posición con inversiones en defensa y autonomía estratégica.