Santiago Niño Becerra, el economista de 74 años, sobre el estancamiento económico en España: "El problema no es la baja natalidad, es la baja productividad"

El experto advierte que, tras décadas sin avances en eficiencia económica, la pobreza infantil y el paro juvenil aumentan, frenando cualquier posible mejora en la evolución poblacional

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Alba Rus

Periodista y coordinadora gestión web

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Santiago Niño Becerra

El experto denuncia que la productividad lleva décadas sin mejorar

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Santiago Niño Becerra, economista y catedrático emérito, ha vuelto a señalar lo que, a su juicio, es el verdadero talón de Aquiles de la economía española: la baja productividad. En un mensaje publicado en la red social X  afirmó que “el problema no es de baja natalidad, sino de baja productividad, en un entorno en el que la esperanza de vida se ha disparado y la natalidad ha caído en picado”. Según su análisis, el debate debería centrarse menos en cuántos nacen y más en cuánto produce el país.

Las cifras confirman esta realidad. El informe anual 2024 del Banco de España señala que la productividad por hora trabajada se ha mantenido estancada. Aunque la esperanza de vida ha aumentado y supera los 83 años según Eurostat, el crecimiento de la producción económica por trabajador ha sido débil. Esto impacta directamente en el dinamismo económico y limita la capacidad para mejorar el bienestar.

Una sociedad envejecida y con menos nacimientos

España enfrenta uno de los retos demográficos más complejos de Europa. La tasa de natalidad está en mínimos históricos, con 1,12 hijos por mujer en 2023, según un estudio del INE. Al mismo tiempo, la población envejece, y la esperanza de vida se mantiene entre las más altas del continente gracias a una sanidad pública consolidada.

No obstante, Niño Becerra advierte que la caída de los nacimientos no es la raíz del problema económico: “Cada vez se necesitará menos población para generar PIB. Esto tiene una consecuencia brutal: ya no se necesita mano de obra (…) y por lo tanto, ya no se necesita que nazcan más personas con el objetivo de mantener el sistema productivo”.

Esta revolución demográfica y tecnológica plantea un nuevo reto para el país, pues el sistema productivo debe adaptarse a una estructura poblacional diferente, donde la mano de obra tradicional pierde protagonismo frente a la automatización y la inteligencia artificial.

Según datos de Eurostat, en 2024 la Unión Europea contaba con 449,3 millones de habitantes, de los cuales más de 90 millones tenían más de 65 años. Las proyecciones indican que esta cifra seguirá creciendo hasta 2026, cuando comenzará un lento declive poblacional.

La brecha social limita la recuperación demográfica

A la baja productividad se suman factores sociales que dificultan revertir la crisis demográfica. Niño Becerra subraya que “en España la tasa de riesgo de pobreza infantil es del 33% y la de paro juvenil del 26%”. Estas cifras revelan la precariedad que enfrentan muchos hogares jóvenes, condicionando la decisión de formar una familia.

El dato sobre la pobreza infantil en España, que indica que más de un tercio de los menores de 16 años se encuentran en situación de riesgo o pobreza, procede de la Estrategia Nacional de Prevención y Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social 2024-2030, aprobada por el Consejo de Ministros el 23 de diciembre de 2024.

Según esta estrategia, la tasa de riesgo de pobreza y/o exclusión social (indicador AROPE) entre niños, niñas y adolescentes en España alcanza el 32,2 %, lo que supone casi 2,6 millones de menores en situación de vulnerabilidad. Este dato ha sido calificado de “alarma social” por diversas organizaciones no gubernamentales y entidades internacionales como Save the Children.

El paro juvenil, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), aunque ha descendido un 5,39 % en 2024, continúa siendo el más elevado de la Unión Europea, debido principalmente a las dificultades que enfrentan los jóvenes para acceder al mercado laboral en España.

Estas condiciones económicas complican que los jóvenes accedan a vivienda y estabilidad laboral, dos pilares fundamentales para decidir tener hijos, lo que contribuye a que la edad media de maternidad en España haya superado los 32 años, según datos del INE.

Un problema conocido desde hace décadas

Uno de los aspectos más críticos de las declaraciones de Niño Becerra es la crítica a la inacción sostenida desde hace años: “Todo esto se estaba viendo desde los años 80, pero no se ha hecho nada”. Durante ese período, según el experto, el mercado laboral y el sistema productivo no se han adaptado a los cambios sociales ni a los avances tecnológicos, generando una estructura poco eficiente y una creciente desigualdad.

El experto advierte de que el salto tecnológico, que reduce la necesidad de mano de obra, no se traducirá inmediatamente en mejoras sociales: “La tecnología no va a desempeñar ese papel mañana, luego habrá un período de adaptación duro en el que el estándar de vida caerá para la mayoría, hasta que las necesidades demográficas de todo tipo se igualen con las posibilidades de obtención de recursos”.

Repensar el modelo económico y social

El mensaje de Niño Becerra abre una puerta a replantear el modelo económico y social vigente. No se trata únicamente de incentivar la natalidad con medidas puntuales, sino de crear un entorno en el que las personas puedan desarrollarse económicamente y socialmente de manera estable.

Esto implica abordar con urgencia la mejora de la productividad —a través de la inversión en innovación, digitalización y formación—, reducir la pobreza infantil y el paro juvenil, y adaptar el sistema de protección social a una población cada vez más longeva pero menos activa.

Puntos clave

  • El economista sostiene que el principal problema de la economía española no es la baja natalidad, sino la baja productividad.
  • La tasa de natalidad en España cayó a 1,12 hijos por mujer en 2023, una de las más bajas de Europa.
  • Niño Becerra denuncia que estos problemas se han visibilizado desde los años 80, pero no se ha actuado para mejorar la productividad.