ESG y rentabilidad: sostenibilidad como motor de valor patrimonial

El analista de inversiones en Norz Patrimonia EA señala el avance imparable de los criterios responsables como herramienta clave para proteger activos y anticipar transformaciones estructurales

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Empresa ESG

El ESG nos ofrece un enfoque para la inversión que va mucho más allá del simple balance financiero de una compañía

Europa Press

Los criterios de sostenibilidad en la gobernanza corporativa han pasado a situarse entre algunos de criterios de selección más relevantes entre los inversores ante la evidente materialización de los efectos del cambio climático y las desigualdades sociales, hasta el punto de convertirse en un eje clave de la estrategia empresarial, más allá de la regulación o el coste que esto pueda suponer y que puede además potenciar la rentabilidad de un proyecto o cartera de inversión.

El ESG, de sus siglas en inglés Environmental, Social and Governance (Ambiental, Social y Gobernanza) nos ofrece un enfoque para la inversión que va mucho más allá del simple balance financiero de una compañía; abarcando tanto el uso eficiente de los recursos, el impacto en las emisiones de carbono, la transparencia, la ética de trabajo o las condiciones laborables, entre otros. En conjunto, aparte de ser en sí un excelente mecanismo de control de riesgos interno de la empresa, generan un elevado valor, no solamente hablando en términos económicos de rentabilidad, sino también hablando en términos de generación de valor humano y de repercusión positiva en nuestro entorno.

Rentabilidad a largo plazo: evidencia desde los mercados

En el plano de rentabilidad económica es evidente que la inversión en empresas ESG genera y generará rentabilidad. Ignorarlo es no adaptarse a una tendencia estructural social y económica que va más allá de la propia regulación, ya que en lo que se enfocan principalmente las empresas es en la eficiencia y la optimización de los recursos. Y, si bien es verdad es que en el corto plazo el requerimiento de inversión sobre todo para algunos sectores será elevado, en el largo, el impacto positivo en la rentabilidad será significativo. 

De momento hemos visto como algunas de estas empresas cotizadas consideradas como ESG han tenido un desempeño en mercado superior al del propio índice. Un caso remarcable es el de Microsoft, que ha conseguido la neutralidad de emisiones, o también el de Schneider Electric en Europa, quien, a parte de ofrecer soluciones para industria sostenibles, tiene también un fuerte compromiso ESG. Ambas empresas han batido consistentemente a los índices.

La inteligencia artificial, próxima aliada del buen gobierno

Falta además entender como la IA va a encajar en toda esta tendencia. Pero lo que está claro es que va a ser uno de los principales motores para las empresas, optimizando y automatizando procesos e incrementando la productividad y la toma de decisiones. En los próximos años, veremos como las empresas empiezan a integrarla en su día a día y desarrollan soluciones innovadoras enfocada también a la correcta gobernanza.

Cómo invertir en sostenibilidad sin complicaciones

Pero ¿cómo podemos aprovechar esta tendencia para rentabilizar nuestro patrimonio? Existen varias maneras de invertir en empresas posicionadas en esta tendencia, aunque para el inversor minorista patrimonialista tradicional la manera más fácil de instrumentalizarlas es usando fondos de inversión.

En 2019 se aprobó en la UE el conocido como “SFDR”, el reglamento sobre la divulgación de la información sobre finanzas sostenibles que estandariza los criterios de evaluación de impacto ESG. También categoriza los productos de inversión según sus resultados, diferenciándolos entre Artículo 6 (Sin objetivos de sostenibilidad), Artículo 8 (Promueven iniciativas sociales y ambientales) y Artículo 9 (Con objetivos explícitos de sostenibilidad), por lo que de esta manera se facilita su rápida identificación por parte de los inversores.

A parte, las empresas creadoras de índices tradicionales como Morningstar, MSCI, Standard & Poor’s o Dow Jones, se han montado también en el tren de la sostenibilidad construyendo índices ESG con una selección de todas aquellas empresas que cumplen esos criterios. Y gestoras como Black Rock, Amundi, Vanguard, JP Morgan o Goldman Sachs se han apresurado en comercializar fondos que repliquen esos índices y que además nos permiten diferenciarlas entre ellas.

Como es habitual, en el mundo de la inversión podemos escoger entre un amplio abanico de ETFs o Fondos de inversión pasiva que replican estos índices ESG, o Fondos de Inversión activos que realicen su propia selección de empresas con dichos criterios. Pero eso sí, que en ambos casos estén categorizados como Artículo 9 u 8, lo cual debe estar claramente especificado en su correspondiente ficha comercial o folleto.

Tampoco debemos pasar por alto el mercado de Renta Fija, la cual también está viendo como el mercado de emisiones verdes o sostenibles emerge con fuerza para financiar proyectos que deben estar debidamente informados en su folleto; y que van en línea con la eficiencia energética (bonos verdes), la sostenibilidad e impacto social y en los cuales podemos invertir de igual manera mediante vehículos de inversión categorizados como Artículo 9 u 8.

Sostenibilidad como palanca de valor

En conclusión, la sostenibilidad ha pasado de ser un aspecto complementario a convertirse en un pilar central en la estrategia empresarial y en las decisiones de inversión. Para las empresas, ignorar los criterios ESG supone asumir riesgos económicos, regulatorios y reputacionales cada vez más significativos. Para los inversores, estos factores ya no son solo una cuestión ética o de responsabilidad social, sino una variable clave en la creación de valor.

Incorporar criterios ESG en las tesis de inversión no solo responde a una mayor conciencia ambiental y social, sino que también se traduce en una mejor gestión del riesgo y en de generación de alfa. En un entorno donde sostenibilidad y rentabilidad están cada vez más interconectadas, los activos alineados con prácticas responsables tienen mayores probabilidades de incrementar su valor en el largo plazo.