El auge silencioso del coste laboral: cómo la economía española reordena su mapa de productividad

Los salarios y las cotizaciones sociales alcanzan cifras récord, mientras el número de vacantes se dispara y la Administración Pública rompe la tendencia al alza. La presión estructural sobre el empleo obliga a repensar el valor del trabajo en la España de 2025

2020 05 21 13:50:10 023
Ada Sanuy

Coordinadora editorial

Actualizado a

Fánbrica

Por ramas de actividad, los mayores incrementos interanuales se dieron en el suministro de energía eléctrica y gas (+7,6 %, hasta los 7.856,29 euros por trabajador y mes), y en el suministro de agua (+7,1 %, hasta los 3.530,28 euros).

Europa Press

En un escenario marcado por la desaceleración global, la inflación persistente y los ajustes monetarios cautelosos del BCE, los costes laborales en España han alcanzado niveles históricamente altos. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el coste laboral medio por trabajador y mes se situó en 3.124,55 euros en el primer trimestre de 2025, lo que supone un incremento interanual del 3,8 %.

Esta cifra no solo representa la más elevada desde el año 2000 para un primer trimestre, sino que confirma una tendencia estructural que lleva ya 18 trimestres consecutivos de subidas ininterrumpidas en términos corregidos por estacionalidad.

Este fenómeno tiene implicaciones que van mucho más allá del dato puntual. Afecta a las decisiones de inversión, a la competitividad empresarial, a las estrategias salariales y, en última instancia, a la sostenibilidad del mercado laboral. La pregunta que se plantea no es si los costes laborales seguirán aumentando, sino en qué condiciones y con qué consecuencias para el tejido productivo.

Salarios en ascenso: una nueva normalidad

El componente salarial, que representa la parte más visible del coste laboral, alcanzó en el primer trimestre una media de 2.290,46 euros mensuales por trabajador, también con un crecimiento interanual del 3,8 %. Esta cifra, la más elevada para un primer trimestre desde que se iniciaron los registros en el año 2000, confirma una realidad que hasta hace pocos años parecía impensable en muchos sectores: el salario medio en España no solo crece, sino que lo hace de manera sostenida.

Este incremento responde, en parte, a la traslación de la inflación a los convenios colectivos, pero también a la tensión estructural en ciertos mercados laborales, donde la escasez de talento empieza a condicionar la evolución de las nóminas. El sector privado ha iniciado una progresiva revisión de políticas retributivas que, si bien aún no alcanza a todos los perfiles, sí marca un cambio de ciclo en la negociación salarial.

Cotizaciones y costes indirectos: la otra cara de la moneda

Junto al componente salarial, los otros costes laborales —como las cotizaciones a la Seguridad Social— también registraron un aumento del 3,8 %, alcanzando los 834,09 euros mensuales por trabajador. Dentro de estos, las cotizaciones obligatorias crecieron un 3,9 %, evidenciando una presión creciente sobre el coste total de la contratación.

Este repunte de los costes no salariales pone en el centro del debate el modelo de financiación del sistema público y la carga que recae sobre las empresas. En un contexto donde el diálogo sobre la productividad, la eficiencia fiscal y la incentivación del empleo de calidad cobra más relevancia que nunca, los datos del INE aportan una base empírica ineludible: el coste de emplear en España sigue subiendo, incluso en sectores de baja productividad.

La Administración Pública desafía la tendencia

Uno de los datos más llamativos del informe del INE es que la Administración Pública es la única gran actividad económica que reduce su coste laboral, con un retroceso del 0,8 %, hasta los 3.504,79 euros. Este descenso contrasta no solo con el comportamiento del sector privado, sino también con el discurso gubernamental sobre revalorización del empleo público.

Este ajuste puede deberse a múltiples factores: desde la contención presupuestaria hasta el retraso en la actualización de convenios. Pero, en cualquier caso, introduce una anomalía estadística y política: mientras el resto del mercado laboral internaliza la presión salarial, el sector público detiene —al menos coyunturalmente— su trayectoria ascendente.

Energía y agua: los sectores más tensionados

Por ramas de actividad, los mayores incrementos interanuales se dieron en el suministro de energía eléctrica y gas (+7,6 %, hasta los 7.856,29 euros por trabajador y mes), y en el suministro de agua (+7,1 %, hasta los 3.530,28 euros). Estos sectores, intensivos en capital y con alta regulación, reflejan una doble presión: la subida de precios en sus inputs y la necesidad de retener talento cualificado en un entorno técnico muy competitivo.

En el extremo opuesto, actividades como la hostelería, los servicios artísticos o el sector sanitario muestran incrementos mucho más moderados —entre el 1 % y el 3 %— y niveles salariales significativamente más bajos. La hostelería, por ejemplo, sigue registrando el coste laboral más bajo de toda la economía: 1.857,92 euros mensuales por trabajador. Esta polarización entre sectores evidencia una segmentación profunda del mercado laboral español, donde conviven realidades muy dispares bajo un mismo marco regulatorio.

El componente territorial: radiografía desigual

El análisis por comunidades autónomas muestra que Madrid (3.796,55€), País Vasco (3.538,16€) y Cataluña (3.389,56€) son las regiones con los costes laborales más altos. Por el contrario, Extremadura (2.558,5€) y Canarias (2.597,9€) cierran el ranking. Las diferencias regionales, aunque estructurales, se amplían trimestre tras trimestre, alimentando un debate creciente sobre equidad territorial, redistribución y competitividad periférica.

El dato más revelador, sin embargo, no es solo la disparidad absoluta, sino el ritmo de crecimiento. Baleares, Extremadura y la Comunidad Valenciana presentan los mayores incrementos interanuales, lo que podría interpretarse como un intento de convergencia. Mientras tanto, Cantabria, Asturias y Aragón muestran subidas más contenidas, lo que podría indicar cierta estabilización de sus mercados laborales.

Vacantes al alza: oportunidad o síntoma

El informe del INE también recoge otro indicador clave: entre enero y marzo se contabilizaron 152.885 vacantes, la segunda cifra más alta desde que existen registros. El 87,6 % de estas vacantes se concentran en el sector servicios, un dato que debe leerse junto al aumento de costes laborales: hay demanda, hay dificultad para cubrir puestos, y hay una presión real para mejorar condiciones.

Aunque un alto número de vacantes suele interpretarse como síntoma de dinamismo económico, también puede revelar ineficiencias estructurales, falta de perfiles formados o condiciones poco competitivas. Cataluña y Madrid lideran el número absoluto de vacantes, mientras que regiones como La Rioja o Cantabria se sitúan en la parte baja del ranking.

Un nuevo marco de negociación

Con 18 trimestres consecutivos de subidas interanuales y una tendencia generalizada al alza tanto en salarios como en costes indirectos, el mercado laboral español entra en una etapa decisiva. La negociación colectiva, la fiscalidad del trabajo y la productividad real vuelven al centro del tablero.

Para las empresas, el reto será alinear políticas salariales con sostenibilidad financiera. Para los trabajadores, garantizar que el alza de costes se traduzca en una mejora tangible del poder adquisitivo. Para los responsables públicos, la urgencia está en diseñar políticas que equilibren dinamismo y equidad en un mercado cada vez más segmentado y asimétrico.

Puntos clave

  • El coste laboral medio alcanza un máximo histórico, con 3.124,55 € por trabajador y mes, encadenando 18 trimestres consecutivos de subidas interanuales.
  • La Administración Pública rompe la tendencia y reduce su coste laboral un 0,8 %, mientras el resto de sectores —especialmente energía y agua— registran fuertes incrementos.
  • Las diferencias territoriales se agravan, con Madrid, País Vasco y Cataluña liderando en costes, y regiones como Baleares o Extremadura acelerando su crecimiento.
  • Las vacantes superan las 152.800, reflejando tensiones estructurales en el mercado de trabajo y una presión creciente sobre las condiciones salariales y de contratación.