El 2024 ha marcado un giro en la estrategia exterior del sector exportador español. Ante el debilitamiento de la demanda en la Unión Europea, su principal socio comercial, y el impacto de la renovada política arancelaria de la Administración Trump en Estados Unidos, las empresas españolas se han visto forzadas a intensificar su diversificación geográfica. Así lo revela el último informe de CaixaBank Research, que pone de manifiesto la creciente importancia de los mercados emergentes en la hoja de ruta del comercio exterior nacional.
La estadística es clara: las exportaciones de bienes hacia la UE han retrocedido del 61,1% al 60,5%, mientras que las destinadas a EE.UU. han caído ligeramente del 4,9% al 4,7%. Este descenso, aunque moderado en términos relativos, implica un movimiento significativo en un contexto de reconfiguración del mapa comercial global.
El estudio advierte que, si bien las ventas a Estados Unidos podrían seguir perdiendo peso debido a las tensiones comerciales, la recuperación económica de la Unión Europea podría suavizar el retroceso registrado. Sin embargo, la tendencia a largo plazo apunta a un reequilibrio estructural, que no será ni rápido ni exento de fricciones. Factores como la proximidad, las barreras regulatorias y logísticas, y los lazos históricos con Europa dificultan una reorientación comercial inmediata.
Francia, Alemania y Bélgica arrastran las cifras
Dentro del mercado europeo, la caída de las exportaciones ha sido especialmente notoria en Francia y Alemania, los dos principales socios comerciales de España. Las ventas a Francia cayeron un 4% y a Alemania un 1,1%, afectando especialmente a los sectores de bienes de consumo duradero y automóviles. Bélgica, aunque representa solo el 3% de las exportaciones españolas, tuvo una contribución desproporcionada a la caída: una contracción del 18,1% impulsada por la reducción en semimanufacturas y bienes de equipo.
Este comportamiento contrasta con la estabilidad mostrada en el mercado chino, donde las exportaciones españolas se han mantenido relativamente constantes. China sigue siendo un destino estratégico, aunque su peso dentro del conjunto de exportaciones no ha crecido de forma significativa durante el pasado año.
Apuesta firme por nuevos destinos
Con Europa y EE.UU. en retroceso, España ha intensificado su apuesta por otras regiones. El informe destaca aumentos significativos en las exportaciones hacia países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), América Latina, el Caribe y Oceanía. Concretamente:
- Asia Sudoriental: +13,9%
- América Latina y Caribe: +5,8%
- Oceanía: +15,1%
África, que ya ocupaba un papel relevante como tercer destino en volumen de exportación, también ha sido protagonista en este giro estratégico. Las ventas a Marruecos crecieron un 4,7% y las destinadas a Argelia también se intensificaron, consolidando la región como pilar en la estrategia de diversificación española.
La caída de las exportaciones ha sido especialmente notoria en Francia y Alemania
Según Anna Bahí Esteba, autora del informe de CaixaBank Research, “el crecimiento de las exportaciones hacia estos mercados ha actuado como amortiguador ante la debilidad de los socios europeos”. La economista subraya la capacidad de adaptación del tejido exportador nacional como uno de los activos clave del año 2024.
Más exportadores regulares
Otro de los signos positivos de este proceso de diversificación es el crecimiento en el número de exportadores regulares, es decir, aquellas empresas que han exportado de forma constante durante los últimos tres años. En 2024, su número alcanzó las 45.931 compañías, lo que supone un aumento del 4,8% respecto al ejercicio anterior.
Estas empresas concentraron el 95,9% del valor total exportado, con una cifra global de 368.651 millones de euros, lo que representa un incremento del 3% interanual. Este dato no solo refleja una consolidación del tejido exportador, sino también una creciente profesionalización y estabilidad en el comercio exterior español.
Desafíos y preguntas abiertas
A pesar de estos avances, el informe advierte de que aún es pronto para saber si este cambio de rumbo se consolidará en los próximos años o si las exportaciones volverán a concentrarse en los mercados tradicionales una vez se estabilicen las tensiones comerciales.
“El sector exportador ha mostrado una valiosa capacidad para diversificar destinos en un contexto de debilidad en la demanda procedente de sus principales socios comerciales”, apunta Bahí. No obstante, matiza que la consolidación de estos nuevos destinos dependerá en gran medida de la evolución de la economía global, los acuerdos comerciales y la estabilidad geopolítica.
El crecimiento de las exportaciones hacia estos mercados ha actuado como amortiguador ante la debilidad de los socios europeos
La diversificación también conlleva desafíos estructurales, como la adaptación de la logística internacional, la gestión de riesgos cambiarios, las diferencias regulatorias y la necesidad de mayor conocimiento local en mercados menos conocidos para las pymes españolas.
¿Repliegue o reajuste?
El comportamiento de 2024 no puede leerse aún como una retirada definitiva del entorno transatlántico. Más bien, se trata de un reajuste táctico frente a condiciones adversas temporales. El sector exportador español ha reaccionado con rapidez, pero el futuro de esta transición está lejos de estar escrito.
Desde la entidad insisten en que la evolución de las exportaciones españolas dependerá, en última instancia, de cómo se desarrollen las relaciones con EE.UU. bajo la Administración Trump, del grado de recuperación económica de la Unión Europea y del éxito de las empresas españolas en consolidar su presencia en mercados no tradicionales.
El año 2024 ha sido un punto de inflexión para la internacionalización de las empresas españolas. Ante la presión de los aranceles, la ralentización del consumo europeo y un entorno geopolítico más incierto, el tejido exportador ha respondido apostando por la diversificación. El desafío ahora es convertir esta reacción en una estrategia estructural, capaz de blindar el crecimiento a largo plazo y reducir la dependencia de unos pocos mercados.
Puntos clave
- La tributación por transmisiones patrimoniales varía notablemente según la comunidad autónoma.
- Madrid, Andalucía, Murcia o Galicia aplican reducciones que dejan la factura casi simbólica.
- En regiones como Cataluña o Asturias, el coste fiscal puede superar los 100.000 euros.
- La planificación adecuada y el asesoramiento experto resultan clave para evitar sorpresas.