Miguel Navarro, Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y máster MBA en Dirección y Administración de Empresas, es el CEO y fundador de la escuela de desarrollo personal líder en España en productividad, hábitos y alto rendimiento, Productividad Feroz. De la mano de RBA, el alicantino acaba de publicar su segundo libro, Manifiesto para la calma. La idea surgió después de la publicación de La Pirámide de la Influencia, su primer título. En él, los lectores le pedían conocer un poco más sobre su vida personal, que se abriera más. “Fue un regalo personal que quería ofrecer a los lectores”, destacaba en una entrevista para Líder Actual.
Manifiesto para la Calma, es un manual en el que el autor se muestra mucho más cercano y, a través de sus experiencias vitales, desarrolla unas 50 reflexiones. No se trata de verdades absolutas ni de normas grabadas en piedra, sino de reflexiones personales, divididas en cinco bloques temáticos. Con este volumen, desarrolla esa “pata” que le faltaba: si en el primero hablaba sobre los líderes y la influencia, aquí se centra en la productividad. Así, este libro está pensado para todo el mundo.
Evidentemente, hay profesiones que, a primera vista, podrían parecer poco compatibles con este manifiesto —como los agentes de bolsa—, pero el autor recuerda que hay otros oficios que también tienen un día a día intenso y apretado como son los docentes. Este manifiesto está dirigido a todas aquellas personas que deseen una mejor calidad de vida.
Así es el segundo libro de Miguel Navarro
En el libro, Navarro desmonta muchos de los mitos de la productividad moderna y ofrece pautas que a él le han funcionado para alcanzar sus objetivos vitales y lograr una vida más tranquila. Su propuesta busca ayudarnos a apagar ese ruido interno que nos molesta y nos impide disfrutar del día a día. Aspira a una vida más apacible y feliz, donde cada momento del día se sienta como un regalo; alejada de esa agenda eterna repleta de tareas que nos obliga a trabajar de sol a sol. En cambio, propone una agenda vacía en la que dos horas de trabajo enfocado pueden equivaler a una jornada completa de multitarea que, en realidad, nos aleja de nuestras metas y merma nuestro rendimiento.
También reflexiona sobre cómo el sistema actual de productividad está diseñado, en muchos casos, únicamente para mantenernos ocupados. Cambiar este sistema es extremadamente difícil, y aunque el CEO y fundador de Productividad Feroz no quiere sonar pesimista, reconoce que es improbable que el sistema cambie desde fuera.
“El verdadero cambio tiene que nacer de uno mismo”
Por eso, “el verdadero cambio tiene que nacer de uno mismo”, recuerda, a través de las decisiones que tomamos y de ser conscientes de nuestros propios objetivos. Aunque hace tiempo que dejó de practicar aquel ejercicio de imaginarse a sí mismo dentro de cinco años, sigue anotando sus metas para no perder el foco. Cree firmemente que esa visualización personal es la primera piedra del cambio: imaginarnos cómo queremos ser y anotarlo, siempre en papel, como él mismo recomienda en el libro. Escribiendo, nos enfrentamos a nosotros mismos de forma más honesta.
En un sistema que deja poco margen cuando se trabaja por cuenta ajena, la primera duda que puede surgir al leer el libro es si las reflexiones son realmente aplicables al día a día. Aunque parezca difícil, no es necesario emprender para aplicar los consejos del manifiesto. Si bien el emprendimiento es una opción, en el contexto económico actual, con las cuotas de autónomos y otras trabas, puede resultar muy complicado. El propio autor advierte sobre el peligro del “¿y si...?”, una pregunta tóxica que solo nos roba tranquilidad.
¿Salario ideal, emprendedor o intraemprendedor?
El salario ideal, la calidad de vida deseada, todos son objetivos legítimos, pero difícilmente alcanzables según cómo esté estructurado el sistema. Ser emprendedor no siempre facilita las cosas. Entonces, ¿son aplicables las ideas del libro para quienes trabajan por cuenta ajena? Por supuesto. El cambio empieza por cada uno y nace de la reflexión individual, como destaca Miguel en esta entrevista para Líder Actual.
Además, Navarro nos introduce un concepto poco explorado: el del intraemprendedor. Esa persona que, trabajando dentro de una empresa, escala posiciones, se convierte en una pieza clave, destaca por sus habilidades y logra condiciones que se ajustan a sus objetivos y estilo de vida. Y si eso no sucede, el autor lo deja claro: no hay que temer cambiar de trabajo. Si en tu entorno actual no te valoran, siempre habrá alguien dispuesto a apostar por tu talento.
Hoy se habla mucho del talento y de la importancia del entorno, pero ¿hasta qué punto crees que el esfuerzo, la mentalidad y la responsabilidad personal son determinantes para que una persona logre sus objetivos?
Creo firmemente que sí. Con esfuerzo, trabajo, dedicación y la mentalidad adecuada, cualquiera puede llegar tan lejos como quiera. Ojalá algún día vivamos en un mundo donde, sin importar el lugar de nacimiento, todas las personas tengan las mismas oportunidades.
A la vez, también me preocupa un mensaje que se traslada mucho, también desde el progresismo (o yo diría desde el falso progresismo), que es que el sistema no te permite crecer, que los empleados lo tienen todo muy complicado, que en España no se puede tener una gran carrera profesional. Yo no digo que sea fácil, porque es difícil, de hecho. Pero ese tipo de mensajes anula la responsabilidad individual, y creo que en este país falta asumir esa responsabilidad, falta coger las riendas de nuestra vida y dejar de esperar que alguien nos salve.
Miguel Navarro, autor de Manifiesto para la calma
RBA
Siempre digo: no esperes que nadie venga a salvarte, el único que puede salvarte eres tú. Y eso, al final, te da calma. Al principio da vértigo, pero cuando asumes que la responsabilidad de tu vida es tuya… Por cierto, también hay mucha crítica con esto. Mucha gente confunde defender la responsabilidad con pensar que todo va a salir bien, y no es eso. Tampoco es ley de atracción, ni visualizar y que se cumpla. Eso es mentira.
Cuando tú asumes la responsabilidad, van a venir momentos duros, difíciles, injustos. Pero, ¿cuál es la otra opción? ¿Esperar que alguien te salve? ¿Esperar que cambie la ley? ¿Que tu jefe te promocione? Mejor toma las riendas de tu vida. Si no es en ese sitio, será en otro. Para mí, la responsabilidad individual es el mayor cambio que te puede llevar, a largo plazo, a una calma definitiva.
En el libro también hablas de la importancia de levantarse cuando uno ha caído. ¿Cometer errores es necesario para saber hacia dónde ir?
Totalmente. Yo he fracasado muchas veces, en más proyectos de los que me han salido bien. Pero estoy donde estoy gracias a todo eso. Lo que pasa es que en España nos enseñan que fracasar es algo malo. Yo mismo he tenido mucho miedo al fracaso, a equivocarme. Pero una vez, estando en Silicon Valley, me di cuenta de que allí es todo lo contrario. Si no tienes un currículum con fracasos, incluso desconfían de ti.
Sí, supongo que tienen más presente aquella frase atribuida a Einstein de “"No fracasé, solo descubrí 1000 formas de cómo no hacer una bombilla”
Exacto. La cultura allí es diferente.
Y ya que mencionas Silicon Valley, a nivel de productividad y forma de enfocar la vida, sí hay un abismo entre Estados Unidos y España.
Ser autónomo allí es mucho más sencillo. Es verdad que en España la legislación no ayuda, lo dificulta todo. Pero, sinceramente, yo no gasto ni un segundo de mi energía en eso. Lo hablo si me lo preguntan, claro, pero en mi día a día no pienso en lo que pago como empresario, autónomo, IRPF, burocracia… todo eso existe, sí. Pero prefiero invertir mi energía en cómo puedo ayudar más a mis clientes, en cómo hacer que mi empresa funcione mejor.
Mucha gente me pregunta: ¿por qué no te vas a Andorra, a Dubái, por los impuestos? Y sí, si lo pienso, claro que me molesta. Pero no le dedico tiempo. Yo he elegido vivir aquí, en Alicante. Y con eso pasa lo mismo: en Estados Unidos hay más ayudas y un ecosistema emprendedor más favorable, pero no uso eso como queja ni como excusa. No saco nada bueno de amargarme por eso.
Mencionas en el libro una frase de Jim Rohn: “Si inviertes solo en tu trabajo, ganarás lo que tu trabajo te pague. Pero si inviertes en ti mismo…”. ¿Crees que después del confinamiento la gente empezó a invertir más en sus habilidades?
Yo creo que no. La pandemia en su momento nos marcó, sí, pero ya estamos más o menos como antes. Más allá de los problemas que siguen existiendo, como los de salud mental o sociales, creo que esto depende más de cada persona, de su toma de conciencia.
A mí, por ejemplo, me contaron que había que estudiar para tener éxito. Estudié dos carreras, dos másteres, un doctorado… porque creí que eso era lo determinante. Y no digo que no sea importante: si quieres ser médico, debes estudiar Medicina. Pero lo que realmente diferencia a un profesional que llega lejos no es solo lo técnico.
Miguel Navarro, autor de Manifiesto para la calma
RBA
Doy por hecho que eres bueno en lo tuyo. Pero más allá de eso, necesitas desarrollar habilidades como comunicación, negociación, gestión emocional, relaciones personales… Son esas habilidades transversales las que marcan la diferencia. Si quieres crecer en una empresa o con tu propio negocio, ya no es solo cuestión de técnica. Es lidiar con personas, resolver problemas, tener visión estratégica, soportar presión… y eso no te lo enseñan ni en el colegio ni en la universidad.
Yo terminé la carrera con premio nacional, mejor expediente. Empecé a trabajar y me pagaban 315 euros al mes. Ahí dije: “Algo no cuadra”. Y empecé a observar a quienes crecían en las empresas. No era por calcular mejor, sino por cómo comunicaban, lideraban, hacían sentir bien al equipo. Ahí entendí que había otro campo más importante.
Y como tampoco se enseña qué es el “éxito”, acabamos persiguiendo lo equivocado.
Totalmente. A veces tienes que llegar al supuesto “éxito” para darte cuenta de que no era ahí. Todos hemos oído eso de que el dinero no da la felicidad, pero dentro de ti piensas: “Déjame tenerlo y ya decidiré yo”.
En el sistema educativo, aunque está cambiando y cada vez hay más docentes conscientes, aún se repite el mensaje de “elige una carrera con salidas”, no la que te apasiona. A mí me gustaba mucho el deporte y quería estudiar Educación Física. Pero en casa, con todo el amor del mundo, me decían que estudiara algo con salidas. Y en el instituto igual.
Miguel Navarro, autor de Manifiesto para la calma
RBA
Es triste que a un niño que suspende matemáticas pero es brillante en plástica, lo apunten a clases particulares de matemáticas en lugar de potenciar lo que le apasiona. El éxito es algo subjetivo, individual. Lo mejor que podemos hacer por los jóvenes es decirles: confía en ti, elige lo que te gusta, no tengas miedo a equivocarte. Porque me decían que si te iba mal en segundo de Bachillerato, fracasabas para siempre. Y luego la vida da mil vueltas.
Volviendo al tema de los objetivos: ¿cómo ves tu vida dentro de cinco años? ¿Algún nuevo libro en camino?
Hace un tiempo me obsesionaban los objetivos. Si no los conseguía, me sentía mal. Hoy en día sigo marcándome metas porque la mente necesita dirección, pero he conseguido desapegarme de ellas. Voy a trabajar por conseguirlas, pero si no llegan, mi felicidad no depende de eso.
Tengo una visión clara de lo que quiero en cinco años. Estoy escribiendo más libros. Quiero que mi empresa siga creciendo. Ya hemos formado a miles de alumnos en España, pero queremos llegar a todo el mundo hispanohablante. Aun así, mi objetivo principal ahora es pasar el máximo tiempo posible con mi hija, que tiene ocho meses. Es lo mejor que me ha pasado. Quiero disfrutar de esta etapa y ser coherente con lo que digo, siento, enseño y hago.
¿Y el siguiente título? ¿Puedes avanzar algo?
Estoy trabajando en dos ideas. Una trata sobre disciplina, pero no desde el sacrificio. Más bien desde la capacidad de hacer, en cada momento, lo que sabes que tienes que hacer. Dominar tu mente y tus emociones desde la calma.
La otra es más personal. No es un manual, sino un libro en formato de cartas al tiempo. Reflexiono sobre cómo a veces nos perdemos la vida. Un día me di cuenta, cambiando el pañal a mi hija, de que llegará un momento en que lo haré por última vez. Y me hizo pensar en todas esas pequeñas cosas que no valoramos. El café de esta mañana, una conversación cualquiera… y que quizás dentro de diez años pagarías por volver a vivirlo.
Y en Manifiesto para la Calma ya dejabas entrever esa sensibilidad por lo cotidiano…
Sí, y este nuevo proyecto va más desde el corazón, para remover al lector, pero también para reflexionar yo mismo. No es un manual. Es un libro escrito con calma, y espero que llegue a quien lo necesite.