Gonzalo Bernardos, economista, sobre la crisis de la vivienda: "Lo peor que te puede pasar en la vida es ser jubilado y vivir de alquiler"

El experto alerta del impacto de los precios sobre las personas mayores sin hogar propio y reclama soluciones públicas que prioricen la estabilidad habitacional frente a la especulación

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Alba Rus

Periodista y coordinadora gestión web

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Gonzalo Bernardos

Con rentas limitadas y precios de alquiler disparados, muchas personas mayores se enfrentan a una vejez inestable e incierta

Gonzalo Bernardos

El acceso a una vivienda digna se ha convertido en uno de los grandes desafíos económicos y sociales de España. Según el economista Gonzalo Bernardos y colaborador de Líder Actual, la raíz del problema no está en la demanda, sino en una oferta que no ha dejado de menguar desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.

“Lo peor que te puede pasar en la vida en este momento es ser jubilado y vivir de alquiler”, afirma Bernardos. Y no lo dice por dramatizar. Con rentas limitadas y precios de alquiler disparados, muchas personas mayores se enfrentan a una vejez inestable e incierta.

Bernardos no duda en señalar lo que considera un grave error de enfoque desde algunos sectores políticos: “Han construido un relato que dice que lo bueno es vivir de alquiler y que la oferta causó la crisis de 2008. Eso es falso. Cuanta más oferta hay, menos suben los precios”.

El experto advierte de un escenario alarmante y compara las cifras actuales con las de años atrás: “En 2007, entre los jóvenes de 16 a 29 años, el 59% estaban independizados. En 2023, solo el 29%”. El acceso a la vivienda para los menores de 40 años es, en su opinión, casi inexistente.

El espejismo del control de alquileres

Una de las políticas más controvertidas de los últimos años ha sido el control de precios del alquiler. Bernardos rechaza esta medida y la tilda de error histórico: “En España tuvimos control de alquileres durante 65 años, de 1920 a 1985. Eso eliminó el mercado de alquiler”.

El economista cree que estas medidas no solo reducen la oferta, sino que desincentivan el mantenimiento de los inmuebles. "¿A quién excluimos con el control de alquileres? A la gente más humilde, a los inmigrantes recién llegados, a los que más necesitan ayuda".

"Pánico inmobiliario", según Bernardos

Otra consecuencia directa de estas políticas, según Bernardos, es la creación de un clima de “pánico inmobiliario”. Los propietarios temen perder el control de sus viviendas si alquilan a inquilinos catalogadoscomo vulnerables: “Si tú eres vulnerable, cualquier desahucio por impago se para. ¿Y tú? Es muy probable que tengas que pasar bastante tiempo sin cobrar nada, pero además obligado a pagarle el consumo de agua, gas y electricidad si esos consumos están a tu nombre”.

El resultado es que muchos pequeños propietarios optan por no alquilar y, como consecuencia, el parque de viviendas disponibles se reduce aún más. “La demanda sigue creciendo porque la población va a mucho más. ¿Y entonces qué sucede? Que una parte de la población va a infraviviendas o a situaciones indeseables”.

El rescate familiar para acceder a una vivienda

Ante la imposibilidad de mantenerse en el mercado de alquiler, muchos jóvenes recurren a sus familias para poder comprar. Bernardos lo llama el efecto “primo de Zumosol”: “Tengo 27, 28, 30, 32 años. He asumido que el mercado de alquiler no puedo continuarlo... Y el primo de Zumosol se llaman Juan y Pepa”. Es decir, los padres.

Pero incluso con esta ayuda familiar, el problema de fondo persiste y no hay suficientes viviendas nuevas para absorber la demanda. “Este año, como mucho, se iniciarán 170.000 viviendas, cuando el mercado por demanda llegaría a absorber 400.000”, calcula Bernardos.

¿Es más rentable pagar una hipoteca o un alquiler?

El economista insiste en que, en este momento, pagar una hipoteca sale más barato que alquilar: “En las 52 capitales de provincia, para un mismo edificio, está más barato pagar la cuota hipotecaria que el alquiler”. De ahí que muchos jóvenes de clase media-baja estén cambiando de estrategia, dejan de alquilar y optan por comprarse una vivienda.

Bernardos también desmonta la idea de que los pisos turísticos son los culpables del encarecimiento del alquiler. “En Barcelona, en 2015, había 10.408 pisos turísticos con licencia. En 2023, 9.800. Han disminuido 600. ¿Y el alquiler? Ha subido un 70%. ¿De verdad que 9.800 lo cambian todo?”.

Respecto a los planes de prohibir estos pisos, el experto alerta de sus posibles consecuencias legales: “Esa licencia es indefinida. Si ahora la administración dice que ya no es válida, ellos van a recurrir a los tribunales y van a pedir una indemnización por lucro cesante. Puede ser muy grande”.

Bernardos no duda en señalar lo que considera un grave error de enfoque desde algunos sectores políticos. Mientras tanto, miles de jóvenes siguen sin poder emanciparse, muchos mayores encaran su jubilación sin seguridad habitacional, y el mercado continúa tensionado sin una estrategia clara.

Puntos clave

  • El alquiler se ha convertido en una trampa para jubilados y jóvenes sin acceso a vivienda.
  • Bernardos denuncia que el control de precios reduce la oferta y perjudica a los más vulnerables.
  • Comprar resulta más rentable que alquilar, pero no hay suficiente vivienda nueva.
  • La responsabilidad de la crisis recae en todos los partidos políticos.
  • El discurso contra los pisos turísticos, según Bernardos, es más ideológico que real.