¿Qué nos hace sentir listos para dejar de trabajar? La respuesta, según el profesor Ramesh Rao, no reside únicamente en los ahorros acumulados ni en los conocimientos objetivos sobre economía doméstica, sino en algo más intangible: la confianza subjetiva. Así lo demuestra su reciente estudio, publicado en The Journal of Wealth Management, donde concluye que la sensación de estar preparado para la jubilación está estrechamente vinculada a lo que cada persona cree saber sobre dinero, más allá de lo que realmente sabe.
El trabajo, realizado junto a Congrong Ouyang (Texas A&M) y Khurram Naveed (College for Financial Planning), analiza datos de la Survey of Consumer Finances de 2022, con información de más de 3.200 adultos estadounidenses en activo.
Saber vs. creer saber
El término clave del estudio es el de "conocimiento financiero subjetivo" (Subjective Financial Knowledge, SFK): una variable psicológica que mide cuánto cree una persona que entiende sobre sus propias finanzas. No se trata del nivel de estudios, ni del número de conceptos dominados, sino de la percepción de autosuficiencia en materia financiera.
Según Rao, director del Langston Wealth Management Center en la Universidad de Texas, "la confianza, no solo la competencia, podría ser el factor decisivo que explique por qué algunas personas comienzan a ahorrar antes y otras lo retrasan indefinidamente".
Un efecto medible en la preparación
Los datos son claros. De entre los participantes, solo el 35% se declara satisfecho o muy satisfecho con el nivel de ahorro alcanzado para su jubilación. Sin embargo, al analizar los factores que influyen en esa percepción, la tolerancia al riesgo y el SFK destacan con fuerza.
En una escala de 1 a 5, la tolerancia al riesgo mejora la sensación de preparación en 0,54 puntos. Pero lo más significativo es que el SFK explica casi el 40% de la relación entre tolerancia al riesgo y confianza en la jubilación. En palabras del propio Rao, “es un efecto muy, muy fuerte”.
Un cambio de paradigma para la educación financiera
Tradicionalmente, los programas de educación financiera se han centrado en contenidos: qué es el interés compuesto, cómo funciona un plan de pensiones o cómo elaborar un presupuesto. Para Rao y su equipo, ese enfoque es insuficiente si no va acompañado de un refuerzo en la autopercepción.
"Las acciones de las personas están impulsadas por lo que creen. Hay que desplazar el foco desde la realidad objetiva hacia la percepción de esa realidad", afirma el investigador. A su juicio, el objetivo de la educación financiera no debe ser solo enseñar técnicas, sino también construir la seguridad necesaria para tomar decisiones a largo plazo.
Un entorno cada vez más exigente
El contexto no ayuda. Con la desaparición progresiva de los sistemas de pensiones tradicionales en Estados Unidos y el aumento de la esperanza de vida, cada vez más ciudadanos deben asumir en solitario la financiación de su jubilación. Y no todos lo hacen con el mismo nivel de preparación o convicción.
“Hay una crisis importante en EE.UU.”, alerta Rao. “Las personas viven mucho más, pero no están ahorrando lo suficiente. Y eso genera una bomba de tiempo social”. En este escenario, mejorar el conocimiento subjetivo podría actuar como una palanca para fomentar una mejor planificación y reducir la dependencia del sistema público.
Una cuestión de justicia financiera
El estudio también advierte que el impacto del SFK es especialmente relevante entre las personas con menor nivel educativo o ingresos bajos. Para estos grupos, construir confianza puede ser más eficaz que transmitir conceptos complejos. “Si se les da confianza en que pueden manejar su dinero, eso beneficiará a toda la sociedad”, apunta Rao.
Este hallazgo cobra especial sentido en un entorno marcado por la desigualdad financiera y la creciente polarización entre quienes logran jubilarse con holgura y quienes deben seguir trabajando más allá de la edad oficial.
Una lección aplicable en todo el mundo
Aunque los datos del estudio se centran en Estados Unidos, sus conclusiones trascienden fronteras. Países como España también afrontan desafíos relacionados con la sostenibilidad del sistema de pensiones, el retraso en la edad efectiva de jubilación y la escasa cultura de planificación financiera a largo plazo.
En este sentido, introducir indicadores subjetivos en la evaluación del bienestar financiero podría ofrecer nuevas herramientas a los responsables de diseñar políticas públicas. No solo se trata de cuánto sabe la ciudadanía, sino de cómo se siente respecto a lo que sabe.
Puntos clave
- La percepción subjetiva del conocimiento financiero es un factor clave en la confianza para jubilarse.
- Las personas que creen saber sobre dinero muestran mayor tolerancia al riesgo y sensación de preparación.
- El estudio sugiere cambiar el enfoque de la educación financiera: menos datos, más empoderamiento.
- El reto del ahorro temprano se agrava por la desaparición de las pensiones tradicionales y la mayor longevidad.