La economía alemana, la mayor de Europa, enfrenta un panorama sombrío para 2025. El Gobierno ha revisado a la baja su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año, situándola en un 0,0 %, tras contracciones del 0,3 % en 2023 y del 0,2 % en 2024. Este sería el periodo más prolongado de debilidad económica en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
El ministro de Economía saliente, Robert Habeck, atribuye esta situación principalmente a la guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump, que ha generado incertidumbre y afectado las exportaciones alemanas. Además, la falta de un Gobierno operativo durante meses ha limitado la toma de decisiones económicas.
Impacto de la política comercial de EE. UU.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha afectado directamente a la economía alemana, altamente orientada a la exportación. Trump anunció aranceles del 20 % a los productos de la Unión Europea, que posteriormente fueron reducidos temporalmente al 10 % durante un periodo de negociación de 90 días. Esta medida ha generado nerviosismo en los mercados y ha afectado la competitividad de las exportaciones alemanas.
Según Jan Jonckheere, profesor de OBS Business School, entre las reformas estructurales más efectivas que podría aplicar Alemania para reactivar su crecimiento económico a medio plazo destacan varias medidas clave. Una de ellas es la reducción de la burocracia, que supone un lastre equivalente al 4% del PIB, una carga que no es exclusiva de Alemania, sino que afecta a toda la Unión Europea. También señala la urgencia de combatir la escasez de mano de obra cualificada, proponiendo una política migratoria más eficaz y una aceleración de los procesos de automatización, especialmente en un contexto político marcado por el ascenso de la extrema derecha.
Desafíos internos y estructurales
A los problemas externos se suman desafíos internos. La economía alemana ha estado sin un Gobierno con mayoría parlamentaria desde noviembre, lo que ha impedido la implementación de políticas económicas efectivas. Además, la dependencia de Alemania de mercados como China y EE. UU. ha expuesto su vulnerabilidad ante cambios en las políticas comerciales internacionales.
El Bundesbank enfrenta no solo vientos cíclicos persistentes, sino también problemas estructurales, como el estancamiento de la productividad y crisis en sectores clave de la industria manufacturera.
Medidas para estimular la economía
Ante este panorama, el Parlamento alemán ha aprobado un fondo especial de 500.000 millones de euros para infraestructuras, de los cuales 100.000 millones se destinarán a la protección del medio ambiente. Además, se ha acordado una reforma del freno de deuda fijado en la Constitución para excluir el gasto en defensa.
El futuro Gobierno, liderado por Friedrich Merz, planea implementar medidas para reactivar la economía, como impulsar la inversión mediante mejores posibilidades de amortización para las empresas, reducir los costes energéticos, flexibilizar la legislación laboral, reducir la burocracia ... Estas medidas se espera que tengan un efecto positivo, con un crecimiento estimado del 1,0 % en 2026.
Jonckheere subraya asimismo la necesidad de garantizar una fuente de energía asequible y estable para la industria, lo que, en su opinión, pasa por reabrir el debate sobre la energía nuclear. Además, considera esencial modernizar infraestructuras como el sistema ferroviario, que sufre las consecuencias de décadas de inversión insuficiente y presenta problemas crecientes de puntualidad y fiabilidad.
Desde su perspectiva, tanto Alemania como el resto de Europa deben avanzar en la diversificación de mercados, enfocándose en regiones como Mercosur o ASEAN, y apostar por sectores de futuro como las baterías, los microchips, la defensa, las tecnologías climáticas y sanitarias, o los nuevos materiales. Todo ello, explica, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos con sus "Magnificent Seven". Aumentar la productividad, insiste, es un reto compartido por Europa y resulta clave para recuperar el dinamismo económico.
El profesor añade que estos cambios requieren inversiones tanto públicas como privadas en nuevas tecnologías, transformación digital, I+D+i e infraestructuras. Sin embargo, reconoce que las estrictas reglas fiscales alemanas imponen límites al gasto, aunque aclara que ya parece haber consenso político sobre la necesidad de introducir excepciones, especialmente ante el incremento del gasto en defensa. Asimismo, apunta que una posible desregulación en la UE podría contribuir a atraer más inversión privada hacia Alemania.
En cuanto a la estrategia para reducir la dependencia comercial respecto a EE. UU. y China, Jonckheere afirma que, si bien Alemania debería aspirar a una mayor independencia de China, esto no implica una ruptura. Recuerda que las inversiones alemanas en China siguen aumentando y que el país todavía tiene mucho que ofrecer al gigante asiático. Paralelamente, considera que Alemania puede diversificar sus relaciones comerciales hacia otras regiones asiáticas, así como hacia Australia y Nueva Zelanda, aprovechando los nuevos tratados de libre comercio impulsados por la Unión Europea.
Apuesta también por reforzar sectores en los que Alemania pueda competir con China o incluso posicionarse como una alternativa. En este sentido, ve con optimismo la llegada del nuevo gobierno de Friedrich Merz, quien, según indica, es consciente de que el contexto ha cambiado de forma irreversible y pretende impulsar reformas de gran calado. Este anuncio, asegura, ya ha generado una reacción positiva en los mercados y ha elevado la confianza de los consumidores. No obstante, advierte que Merz tendrá que demostrar habilidad y rapidez para gestionar esta transformación, así como capacidad para negociar acuerdos con otros partidos, ya que de ello dependerá si Alemania logra retomar la senda del crecimiento o continúa estancada.
Inflación y empleo
En cuanto a la inflación, se espera que disminuya ligeramente en 2025, con una tasa proyectada del 2,0%, y que continúe bajando al 1,9% en 2026. Esta moderación se atribuye a la reducción de los precios de la energía y a la estabilización de los precios de los alimentos.
En el ámbito laboral, Alemania enfrenta desafíos significativos. La escasez de mano de obra cualificada y la rigidez del mercado laboral han sido obstáculos persistentes. Además, la incertidumbre económica ha llevado a las empresas a ser cautelosas en sus decisiones de contratación, lo que ha afectado negativamente al mercado laboral.
Puntos clave
- El gobierno alemán ha revisado a la baja su previsión de crecimiento del PIB al 0,0% para 2025, marcando el tercer año consecutivo sin expansión económica y el periodo más prolongado de debilidad desde la Segunda Guerra Mundial.
- El ministro de Economía saliente atribuye esta situación en gran medida a la guerra comercial impulsada por Donald Trump, con la imposición de aranceles que han afectado negativamente a las exportaciones alemanas.
- Además de los factores externos, Alemania enfrenta problemas internos como la burocracia, la escasez de mano de obra cualificada, la falta de un gobierno operativo durante un periodo y la dependencia de mercados como China y EE. UU.
- Se han aprobado fondos para infraestructuras y se planean reformas por el futuro gobierno de Friedrich Merz, incluyendo la reducción de la burocracia, la flexibilización laboral, el impulso a la inversión y la reducción de costes energéticos. También se menciona la necesidad de diversificar mercados y apostar por sectores de futuro.
- Se espera una ligera disminución de la inflación en los próximos años, pero el país enfrenta desafíos persistentes en el mercado laboral debido a la escasez de mano de obra cualificada y la incertidumbre económica.