Caminar hasta el trabajo, respirar aire limpio o encontrar un parque cerca de casa para que jueguen los niños puede parecer parte de la rutina diaria. Sin embargo, detrás de estos gestos sencillos se esconde una cuestión vital: ¿en qué medida la ciudad en la que vivimos favorece -o perjudica- nuestra salud?
Un nuevo estudio impulsado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), con el apoyo de la Fundación ”la Caixa”, acaba de poner cifras y criterios científicos a esta pregunta. El resultado es el Índice de Diseño Urbano Saludable (IDUS): una herramienta pionera que evalúa cómo el diseño urbano de 917 ciudades europeas influye en el bienestar físico y mental de sus habitantes. Y la conclusión es clara: ningún lugar lo está haciendo lo suficientemente bien.
El diseño urbano también puede ser una cuestión de salud pública
No todas las ciudades son iguales, y no todos sus habitantes disfrutan del mismo acceso a entornos saludables. El IDUS -publicado en la revista The Lancet Planetary Health- analiza 13 indicadores clave agrupados en cuatro ámbitos: diseño urbano, transporte sostenible, calidad medioambiental y acceso a espacios verdes.
Esto significa medir desde la densidad de viviendas hasta la contaminación del aire, pasando por la facilidad para caminar o moverse en transporte público y la presencia de árboles y sombra en las calles. Aspectos que, lejos de ser secundarios, tienen una incidencia directa en enfermedades respiratorias, salud mental, actividad física y calidad de vida.
Pequeñas ciudades, grandes oportunidades
Según el IDUS, las pequeñas áreas urbanas -de entre 50.000 y 200.000 habitantes- son las que mejor puntuación obtienen. Pamplona, Ginebra y Harlow lideran este ranking con valores superiores al 6,6 sobre 10. Aun así, ningún entorno urbano europeo alcanza una puntuación de 7 o más, lo que evidencia un margen amplio de mejora.
En contraste, muchas ciudades del este de Europa presentan los peores resultados, reflejando disparidades territoriales que también afectan a la salud. “Nuestro índice muestra que las diferencias en el diseño urbano son sutiles, pero significativas. Y, sobre todo, que aún estamos lejos de alcanzar entornos urbanos verdaderamente saludables”, señala Federica Montana, investigadora de ISGlobal.
Urbanismo con equidad: la salud no debería depender del código postal
Uno de los grandes valores del IDUS es su capacidad para desagregar los datos por barrios, lo que permite detectar desigualdades internas dentro de una misma ciudad. Esto es crucial para diseñar políticas públicas más eficaces, que prioricen a quienes viven en entornos más vulnerables: zonas con más contaminación, menos transporte público o sin acceso a espacios verdes.
“El diseño urbano tiene un papel esencial en la equidad en salud. Saber dónde están los déficits ayuda a diseñar intervenciones específicas que realmente marquen la diferencia”, explica Carolyn Daher, coordinadora de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
Circulación de vehículos en la ciudad de Barcelona
© Fundación ”la Caixa”
Una herramienta abierta, para un futuro compartido
El IDUS no busca establecer una competencia entre ciudades, sino ofrecer una hoja de ruta basada en evidencia. Sus datos son abiertos y están disponibles para cualquier municipio, planificador o ciudadano que quiera entender mejor cómo su entorno puede mejorar —o dañar— su bienestar.
Porque un urbanismo saludable no es solo una cuestión técnica: es una apuesta ética. Se trata de crear ciudades más habitables, más justas y más humanas. Lugares donde no haya que elegir entre salud y movilidad, entre acceso a la naturaleza y oportunidades laborales.
Ciudades que cuidan son ciudades que piensan en todos
Desde la Fundación ”la Caixa” e ISGlobal, el mensaje es claro: necesitamos transformar nuestros entornos urbanos no solo para adaptarlos a los desafíos ambientales del presente, sino también para garantizar un futuro digno para todos.
La salud, la sostenibilidad y la justicia social pueden y deben ir de la mano. El IDUS es un primer paso. Pero el camino hacia ciudades más saludables empieza con una pregunta que todos podemos hacernos: ¿cómo podemos cuidar mejor de las personas a través del lugar que habitamos?
Puntos clave
- 917 ciudades europeas han sido evaluadas por el nuevo Índice de Diseño Urbano Saludable (IDUS), desarrollado por ISGlobal con el impulso de la Fundación ”la Caixa”.
- El IDUS se basa en 13 indicadores agrupados en cuatro ámbitos: diseño urbano, transporte sostenible, calidad medioambiental y acceso a espacios verdes.
- Pamplona, Ginebra y Harlow lideran el ranking en su categoría, pero ninguna ciudad supera los 7 puntos sobre 10, lo que refleja un gran margen de mejora.
- Las ciudades pequeñas destacan en calidad ambiental; las grandes áreas metropolitanas obtienen mejores resultados en transporte y diseño urbano.
- Existen diferencias notables entre Europa Occidental y Europa del Este, con estas últimas mostrando las puntuaciones más bajas en salud urbana.