El tejido empresarial vuelve a ofrecer un signo positivo, aunque tímido, tras un arranque de año marcado por el retroceso. Según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en abril de 2025 se constituyeron 11.794 sociedades mercantiles en España, un 0,3% más que en el mismo mes del año anterior. Con este leve repunte se rompe la racha de tres descensos interanuales consecutivos -enero, febrero y marzo- y se alcanza la cifra mensual más elevada desde marzo de 2023.
La lectura invita a la moderación: el número absoluto de nuevas empresas mejora, pero el capital suscrito se contrajo un 11,6%, hasta los 426,8 millones de euros, y el capital medio bajó un 11,9%, situándose en 36.187 euros. La evolución apunta a la consolidación de iniciativas de menor tamaño y riesgo, posiblemente ligadas a servicios y actividades tecnológicas, mientras los proyectos más intensivos en inversión continúan posponiéndose a la espera de mayor visibilidad sobre los costes de financiación y la demanda interna.
Capital a la baja: proyectos de menor tamaño
Detrás del ligero aumento de altas se esconde un ajuste en la dimensión financiera de los proyectos. El capital suscrito para las constituciones de abril se situó en 426,8 millones de euros, un 11,6 % menos interanual, y el capital medio cayó un 11,9%, hasta 36.187 euros.
La contracción del capital confirma que los emprendedores se inclinan por iniciativas menos intensivas en inversión, una tendencia coherente con el encarecimiento de la financiación bancaria y la cautela ante la evolución del consumo. De hecho, el coste laboral por hora trabajada sigue al alza -creció un 1,8 % interanual en el primer trimestre y acumula 15 trimestres de incrementos, según el Índice de Coste Laboral Armonizado (ICLA) del INE-, lo que estrecha los márgenes de las nuevas compañías.
Madrid y Cataluña reeditan su liderazgo
La distribución territorial mantiene el patrón tradicional. La Comunidad de Madrid lideró la creación de empresas con 2.784 nuevas sociedades, seguida de Cataluña (2.431) y Andalucía (1.974). Las tres regiones concentran el 60 % del total nacional. En el extremo opuesto, La Rioja registró 31 constituciones, Navarra 90 y Cantabria 110.
No obstante, el comportamiento interanual es desigual. Ocho comunidades crecieron y nueve retrocedieron. Cantabria (+18,3 %), País Vasco (+16,3 %) y Galicia (+12,6 %) protagonizaron los mayores avances. En cambio, Asturias (-20,5 %), Extremadura (-10,7 %), Andalucía (-7,5 %) y Comunidad Valenciana (-5,6 %) encajaron los descensos más acusados.
La divergencia pone de relieve la distinta velocidad a la que absorben los estímulos económicos las distintas regiones. Mientras que el mayor dinamismo de la cornisa cantábrica o de Galicia podría explicarse por proyectos vinculados a la transición energética y el impulso del PERTE naval, la contracción en Andalucía o Comunidad Valenciana refleja la dependencia de sectores como la construcción o el comercio, aún afectados por el encarecimiento de la financiación y la moderación del consumo.
Actividades inmobiliarias y comercio: los sectores más activos
Por sectores, el 18,1% de las sociedades creadas se dedica a actividades inmobiliarias, financieras y de seguros, y el 17,3% al comercio. Destaca también la presencia de servicios tecnológicos y consultor��a en la categoría de “otras actividades empresariales”, aunque el INE no desglosa su peso exacto.
En las disoluciones, la construcción (17,8%) y el comercio (21%) concentran la mayor parte de las bajas, lo que confirma la presión existente en estos sectores: encarecimiento de materiales, ajuste de márgenes y menor demanda interna han acelerado los procesos de cierre o de integración en grupos de mayor tamaño.
Los datos de ampliaciones de capital refuerzan la lectura de prudencia: las empresas que acudieron a reforzar su estructura financiera en abril fueron 2.437, un 13,9% menos, y el capital suscrito cayó un 32,3%, hasta 1.428 millones de euros. El capital medio también se redujo un 21,3%, hasta 586.220 euros. Las cifras apuntan a un ciclo de consolidación en el que las ampliaciones se orientan a cubrir necesidades de liquidez y refuerzo patrimonial, más que a financiar grandes proyectos de expansión.
Impacto de la política monetaria y del coste laboral
El repunte de abril coincide con la primera bajada de tipos del Banco Central Europeo en junio, que reduce la facilidad de depósito al 2%. Sin embargo, el encarecimiento acumulado del crédito en los dos últimos años sigue lastrando la toma de decisiones expansivas. A esto se suma el aumento del coste por hora trabajada, que crece a un ritmo medio anual del 3,6%. Se trata de una décima menos que el trimestre anterior, pero aún suficiente para tensionar los márgenes de compañías intensivas en mano de obra.
Perspectivas a medio plazo
Los próximos meses serán clave para determinar si el rebote de abril es un espejismo o el inicio de una tendencia. Factores a vigilar:
- Evolución de los tipos de interés: si el BCE acompasa nuevas rebajas con la contención de la inflación, la financiación a pymes será más asequible.
- Coste laboral: el mantenimiento de la senda alcista en salarios y cotizaciones impactará en la rentabilidad, sobre todo en sectores de baja productividad.
- Dinámica sectorial: actividad inmobiliaria y comercio seguirán siendo termómetros del ciclo; una estabilización de precios en vivienda aliviaría la presión en el sector promotor.
- Fondo de recuperación y PERTE: la ejecución de proyectos formativos y tecnológicos aún puede actuar de palanca para la creación de nuevas compañías en industrias de alto valor añadido.
- Tensión geopolítica y comercio internacional: cualquier shock externo que altere las cadenas de suministro podría frenar la inversión en nuevos proyectos.
Una recuperación frágil y desigual
El dato de abril arroja un mensaje mixto: el emprendimiento resiste y rompe tres meses de caídas, pero las condiciones financieras y de costes aún pesan sobre la dimensión y la ambición de los proyectos. El descenso de las disoluciones y la moderación de los costes laborales corrigieron parte del pesimismo, pero la debilidad del crédito y la asimetría regional muestran que la recuperación es frágil.
Si los tipos continúan bajando y la inflación se estabiliza, la creación de empresas podría retomar una senda de crecimiento sostenido en la segunda mitad del año. Sin embargo, el tejido empresarial solo consolidará ese despegue si reduce su dependencia de actividades inmobiliarias y comercio, y gana peso en industrias de mayor valor añadido vinculadas a la transición energética, la digitalización y la salud.
Puntos clave
- Leve repunte: 11.794 sociedades constituidas en abril (+0,3% interanual) tras tres meses en negativo.
- Menos capital: el volumen suscrito cae un 11,6% y el capital medio baja a 36.187€.
- 55 cierres diarios: 1.653 disoluciones (-10,5%), el 84 % voluntarias.
- Concentración territorial: Madrid, Cataluña y Andalucía aportan el 60 % de las nuevas altas; Cantabria y País Vasco lideran el crecimiento relativo.
- Actividad dominante: inmobiliario-financiero y comercio copan el 35% de las nuevas sociedades; las disoluciones se concentran en comercio y construcción.