La recomendación de Gonzalo Bernardos, economista, sobre el mejor empleo en el contexto actual de incertidumbre laboral: “un atractivo impresionante”

El economista destaca la estabilidad, ventajas laborales y acceso a sanidad exclusiva, factores clave para enfrentar crisis económicas y asegurar una carrera protegida y con futuro previsible

Foto Alba
Alba Rus

Periodista y coordinadora gestión web

Actualizado a

Gonzalo Bernardos

Gonzalo Bernardos

Gonzalo Bernardos

El economista Gonzalo Bernardos lo tiene claro. En un momento marcado por la precariedad laboral y la incertidumbre económica, conseguir una plaza pública sigue siendo una de las mejores decisiones profesionales. En su intervención en Catalunya Ràdio, defendió el valor de ser funcionario con una frase que resume bien su opinión: “un lugar de trabajo de por vida tiene un atractivo impresionante”.

Para Bernardos, que también es funcionario desde 1998 y profesor en la Universidad de Barcelona, la gran ventaja es la estabilidad. Frente al mercado privado, donde el empleo puede depender de los ciclos económicos, las plazas públicas permiten trazar una carrera previsible y protegida, tanto en lo laboral como en lo económico.

Tres millones de empleados públicos, pero solo la mitad son funcionarios

Actualmente, España cuenta con más de tres millones de empleados públicos. De estos, 1,5 millones son funcionarios de carrera, es decir, personas que han accedido a su puesto mediante oposición y que disfrutan de mayores garantías que el resto del personal laboral o interino.

Bernardos insiste en que esta diferencia no es menor: solo los funcionarios de carrera tienen blindado su puesto a largo plazo, algo que define como una ventaja estructural frente a cualquier crisis. Además, recuerda que en momentos difíciles como la recesión de 2010, aunque se limitaron contrataciones, no hubo despidos masivos. “Diría que el lugar es seguro en un 99%”, afirma.

Sanidad pública o privada, el privilegio de poder elegir

Otra de las ventajas que destacó el economista es el acceso a MUFACE, el sistema de mutualidad que permite a los funcionarios del Estado elegir entre sanidad pública y privada. Bernardos compartió incluso su experiencia personal: tras un aborto en un hospital privado, su segunda hija nació de forma prematura y fue salvada en un hospital público, experiencia que reforzó su confianza en el sistema.

Esa posibilidad de elección, explica, es un privilegio que no está disponible para el conjunto de empleados públicos. De hecho, con el tiempo, ha observado una tendencia clara: los funcionarios jóvenes optan mayoritariamente por la sanidad pública, mientras que los más mayores continúan apostando por la privada.

Estabilidad, pero también límites

Además de estabilidad y cobertura sanitaria, Bernardos remarca que el funcionariado ofrece una carrera profesional claramente pautada. Las normas están recogidas en la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público y permiten planificar los pasos necesarios para ascender mediante promoción interna o por méritos, sin depender de favoritismos.

Sin embargo, reconoce que esa misma estructura puede resultar rígida para quienes buscan flexibilidad o cambios continuos. “Si tú quieres cambios, al sector privado”, dice. En su opinión, el funcionariado es ideal para quienes priorizan la tranquilidad, pero puede generar frustración si se busca un desarrollo más dinámico.

Impacto económico y protección en tiempos de crisis

Otro punto clave que abordó fue el efecto positivo de este modelo sobre la economía nacional. Según Bernardos, tener a un 16% de la población trabajadora en empleos protegidos permite garantizar un consumo estable, incluso en contextos de crisis. Esto actúa como una especie de red económica que da equilibrio al sistema.

Ahora bien, esa seguridad tiene un coste. En momentos de caída de ingresos públicos, el Estado se ve obligado a reducir otras partidas o asumir un mayor déficit. Por eso, explicó, durante la etapa de austeridad impuesta en 2010, no se cubrían vacantes, lo que redujo el personal sin recurrir a despidos. Aun así, el Gobierno aprobó una nueva subida salarial del 0,5% para los funcionarios, que debía haberse aplicado con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2024

El estigma del pasado y la burocracia actual

A pesar de los avances, el economista lamenta que persista una imagen desfasada del funcionario como alguien poco eficiente. “La gente se ha quedado con la imagen de hace 30 años”, apunta. Hoy, en cambio, el entorno público se ha digitalizado y exige competencias tecnológicas y control horario estricto.

Eso no evita que uno de los principales inconvenientes del trabajo público siga siendo la burocracia. Según Bernardos, los funcionarios son las primeras víctimas de la sobrecarga normativa: “Los políticos hacen normas y reglas, y los empleados públicos son quienes deben aplicarlas y hacerlas cumplir”.

Una elección que puede marcar una vida laboral

Pese a todo, el economista no duda en afirmar que ser funcionario ha sido la mejor decisión profesional que ha tomado. “Cada día me gusta más dar clases”, asegura. Y aunque reconoce que la administración tiene aspectos mejorables, considera que el equilibrio entre estabilidad, vocación y condiciones laborales es difícil de igualar en otros sectores.

Como conclusión, define lo público como un “auténtico privilegio” para quienes saben apreciarlo. El empleo seguro, los derechos adquiridos y la posibilidad de jubilarse antes si se pertenece a determinadas categorías hacen que, incluso con sus límites, ser funcionario siga siendo un objetivo deseado para muchos.

Puntos clave

  • Gonzalo Bernardos defiende el funcionariado como una de las salidas más sólidas en tiempos de inestabilidad.
  • En España hay más de 1,5 millones de funcionarios de carrera con mayor protección que otros empleados públicos.
  • MUFACE permite a los funcionarios elegir entre sanidad pública o privada.
  • La carrera profesional está pautada y regulada, lo que aporta previsibilidad, pero limita la flexibilidad.
  • Durante las crisis, el empleo público garantiza consumo interno y estabilidad económica.
  • La burocracia sigue siendo uno de los grandes inconvenientes del sistema.